Tweet Segui @dini912030 Maleta de Opiniones: agosto 2012

29 agosto, 2012

¿Por qué Jorge Pinto obtuvo el Premio Nacional de Historia 2012?


Esta semana, por unanimidad, el profesor Jorge Pinto Rodríguez obtuvo la máxima distinción con la que se puede reconocer a una persona dedicada al estudio de un área tan importante para el país: el Premio Nacional de Historia. De él se puede decir mucho: que con su palabra el tiempo parece no correr, que su propuesta sobre el estudio de las estructuras sobre las cuales se sustenta el Estado chileno han sido cautivantes y transformadoras para muchas y muchos, que su preocupación por cada uno es una característica que se encuentra en él permanentemente.

Sin embargo, es necesario responder a una pregunta básica: ¿Por qué obtuvo el Premio Nacional de Historia? Existen, desde un punto de vista muy personal y como atento observador de su persona, cuatro grandes claves que pueden explicarlo.

En primer lugar, porque su biografía refleja el Chile del último medio siglo. Tal como lo señaló en el sentido homenaje que se hizo en la Universidad de la Frontera: un hombre proveniente de una familia de clase media que espera el reajuste y cree que la educación es una palanca de ascenso. Estudiante y profesor en tiempos de vertiginoso cambio, potenció sus habilidades durante su exilio en Inglaterra; recuperó sus labores docentes en plena dictadura y continuó una carrera de brillante ascenso en tiempos de una democracia que desencantó a quienes creyeron que traería esa alegría que, como ciertamente señaló en una de sus clases, “no llegó”.

En segundo lugar, por su trayectoria académica. Sus numerosos artículos y conferencias demuestran un talento único en el cual, de manera secuenciada, ordenada y lógica, expone un conjunto argumental que encanta a quien lo lee. Si para el siglo XIX comentará sobre el aprendizaje que tuvo la élite a cargo del Estado de Chile a partir de las crisis de 1857, 1875 y 1890 (que derivaron en la Ocupación de la Araucanía, la Guerra del Salitre y la Guerra Civil, respectivamente); para el siglo XX describirá detalladamente los procesos que vivió Chile con acertadas perspectivas en las que incorpora tanto el elemento literario como la violencia como elementos explicativos, solo por nombrar dos ejemplos.

En tercer lugar, por su riguroso estudio y dedicación por la historia de la Araucanía. Si bien más recientemente se ha destacado por sus estudios demográficos, ha sido valiosísima su preocupación por la situación del norte grande y por el sur del país, donde han trascurrido gran parte de su vida. Formado en la escuela de la Historia Social Inglesa, de la que destacan historiadores como John Lynch o Eric Hobsbawm, ha contribuido al país desde tribunas tales como la Comisión de Verdad y Nuevo Trato, bajo el gobierno de Ricardo Lagos. Memorable es su anécdota –que seguramente sintetizará toda esta idea- en la que comenta sobre los gestos de asombro de quienes escuchaban sus argumentos sobre la construcción de esta zona del país; daba a entender que era por desconocimiento. Lo importante era, entonces, transmitir un mensaje claro para la mejor comprensión de un tema fundamental como el que ahí se conversaba.

Finalmente –y lo más importante-, por justicia, porque ese premio tenía nombre y apellido desde hace al menos dos años, cuando debió haberlo ganado.

Vaya este pequeño homenaje para quien ha sido uno de los más grandes formadores y transformadores de la visión crítica de muchos que hemos pasado por su aula.

Felicidades, maestro. 

(Para conocer más sobre sus planteamientos, ver el siguiente video: "Historia y memoria: olvidos y recuerdos de huincas y mapuches en la frontera chilena", con la presentación de José Bengoa. Fotografía por Daniela Queupumil, @nela1991 http://www.youtube.com/watch?v=3HGTzhw0fDc).