Tweet Segui @dini912030 Maleta de Opiniones: septiembre 2012

26 septiembre, 2012

Bienvenidos al nuevo Maleta de Opiniones

Amigas y amigos:

Como podrán darse cuenta, Maleta de Opiniones hoy ha dado un nuevo salto en su historia. Tras su nacimiento en julio de 2011, la publicación de la "Carta abierta al Club de Golf Chicureo" en diciembre del mismo año, y las más de 24 mil visitas recibidas en este tiempo, hoy se transforma para ser una comunidad multiplataforma. 

Los invito a visitar el sitio y hacerlo suyo, revisar las columnas de siempre y aportar, siempre que quieran, ya sea con su crítica o contribución a la página. Podrán encontrar allí, de momento, tres proyectos: las columnas, Maleta TV -donde se encuentran los videos que se irán subiendo- y Maleta de Fotos, con nuevas miradas del momento presente. 

Maleta de Opiniones se reinventa con su presencia en Facebook, Youtube y Blogger, para que no perdamos el contacto. Como siempre, esta será su casa, a la que podrán entrar cuántas veces quieran.

Bienvenidos al nuevo Maleta de Opiniones, en el siguiente enlace:

19 septiembre, 2012

Los mitos de la construcción de Chile. Parte 2: la cueca.


 “No cambio la cueca ni por la Presidencia de la República”.
Diego Portales.

Prólogo.

Muchas veces, cuando necesitamos rememorar nuestro pasado personal, recurrimos a las canciones que identifican de mejor manera algunos momentos relevantes. Lo mismo pasa entre quienes construyeron, ya sea en los años 30 del siglo XIX o tras un traumático golpe de Estado, un país a su imagen y semejanza que permitiera la sujeción de sujetos dóciles que fueran funcionales a él.

Se puede asemejar la estrategia del Estado hacia sus residentes a la compra de un cliente en un supermercado. La estrategia de marketing que seguirá el centro comercial será el poner música de fondo, con el sólo fin de distraer a las personas para que no efectúen compras racionales (1), estimulando su impulso comprador (2). Como si fuera una estrategia viralizante, funciona de la misma forma con el denominado “baile nacional”: la cueca.   

El “expansionismo hacia adentro” y el “modelo exportable”.

Imagine que un día quienes manejaron el Estado de Chile hacia 1830 dijeron que todo lo que estaba entre el desierto de Atacama y el Cabo de Hornos era suyo, Cobija incluido, invocando diversos argumentos jurídicos como el Utis Posidetis de 1810; argumento considerablemente frágil si se considera que el dominio efectivo de la República en ese entonces era entre Coquimbo y Concepción, dada la división provincial que se estipuló en las Constituciones de 1828 (3) y 1833 (4). Hay que destacar que se incluso se atribuyen territorios que son ajenos, considerando que “el norte era de peruanos y bolivianos, la Frontera era de los mapuche, la región de los Canales pertenecía a algunos otros pueblos originarios” (5).

Quienes realizaron la invención de “Chile” echaron mano a diversos símbolos provenientes del territorio que efectivamente dominaban. En el afán de construir símbolos que generaran identidad echaron mano a la figura del “roto”: un sujeto dócil al Estado que fuera un subordinado “republicano” (6), por lo que se fijaron en sus costumbres.

Este roto, más identificable con los sectores populares -que según algunos teóricos es la síntesis del minero del norte grande con otros “raciales” de nuestro país- es vencido frente a la figura del huaso en el siglo XX: “una figura rural, mestiza, con poncho sobre los hombros, sombrero fino, calzando zapatos o botas con espuelas, listo para montar a caballo, impecablemente vestido, nunca remendado” (7). Curiosamente, este habitante de los campos del valle central –curiosamente cerca de la capital, Santiago- es escogido  como el modelo identitario ideal para iniciar el proceso de construcción de los símbolos nacionales. No por nada se impuso el huaso –y ladino, por sobre todo- cuando se anexionaron territorios como Arica o La Frontera, poniéndose especial atención a una característica en particular: la música que le fuera más cercana. La cueca, entonces, es utilizada como uno de los mecanismos más identificables y más inconscientes de la construcción de “Chile”.

La cueca: control musical.

Legalmente, ya sea por olvido jurídico o porque no fue preocupación mayor de los gobiernos, no se dictaminó a la cueca como “baile nacional”. La Junta Militar en 1979 dejó explícitos cómo pueden llegar a operar, desde el Estado, intentos de sujeción de las costumbres populares a una versión “oficial” y “legal”. Esto funciona por cuatro mecanismos:

-          Planteando que la cueca es la “genuina expresión del alma”
-          Que alberga la picardía propia del “ingenio popular chileno”
-          Que “se identifica con el pueblo chileno desde los albores de la Independencia” (8)
-          Que es una expresión de “auténtica unidad” (9)

La cueca tradicional, entonces, es la síntesis de todo lo anterior: un modelo a seguir, homogeneizante como expresión de la unidad nacional, expresión máxima de un sentir nacional y popular del “pueblo” como conjunto de habitantes de la república unitaria –sin particularidades de ningún tipo-, correlato de la creencia en una historia oficial llena de glorias y sin errores ni omisiones por parte del Estado, símbolo máximo de la identidad (10).

Es cosa de fijarse en algunos de los códigos que sigue la cueca centrina: pasos que se siguen al pie de la letra, letras que hablan de situaciones sin carga conflictiva, tiempos y ritmos controlados, vestimenta oficial –la del huaso del valle central-, letras casi siempre centradas en el hombre. Es decir, se intenta ejercer entre los habitantes de la republica un control musical como vía para generar identidad y sentido patriótico.

Cabe cuestionarse entonces, ¿No serán la cueca chora, la cueca brava y la cueca urbana no sólo medios de distensión social sino que de revisión y rebeldía inconsciente ante un baile que está desanclado de su entorno y que es reproducción de quienes han construido “Chile”?

Referencias.

(1)  Comunicaciones GSD. (2012). Música en los supermercados, ¿Una estrategia de marketing? Tomado de http://www.serdigital.cl/2012/05/04/12626/, recuperado el 19 de septiembre de 2012. No obstante, esto siempre se acompaña de “siempre va acompañado de luces, orden de los productos, colores corporativos, etc, y juntos logran un todo”. ¿Coincidencia?
(2)  Hita, E. (1997). Trucos para 'Picar' en el Supermercado. Tomado de http://www.elmundo.es/sudinero/noticias/act-95-06.html, recuperado el 19 de septiembre de 2012.
(3)  Art 2. En ella se establece que el territorio chileno comprende estos dos puntos, incluidas” las islas de Juan Fernández y demás adyacentes”. La división administrativa comprendió las provincias de Coquimbo, Aconcagua, Santiago, Colchagua, Maule, Concepción, Valdivia y Chiloé. Tomado de   http://www.leychile.cl/Navegar/?idNorma=1005225&idVersion=18280808&idParte, recuperado el 28 de agosto de 2008.
(4)  Art. 1. Se plantea que el territorio nacional se extiende desde “el desierto de Atacama hasta el Cabo de Hornos, y desde las cordilleras de los Andes hasta el mar Pacífico, comprendiendo el archipiélago de Chiloé, todas las islas adyacentes, y las de Juan Fernández”. Nuevamente se aprecia el verdadero dominio de la República: desde Coquimbo a Chiloé. Tomado de http://www.leychile.cl, recuperado el 28 de agosto de 2008.
(5)  Vrsalovic, D. (2012). La(s) República(s) de Chile. Tomado de http://www.elmorrocotudo.cl/noticia/sociedad/las-republicas-de-chile, recuperado el 19 de septiembre de 2012.
(6)  Pinto, J. (2010). Historia y memoria, olvidos y recuerdos de huincas y mapuches en la frontera chilena. Tomado de http://www.youtube.com/watch?v=3HGTzhw0fDc&feature=relmfu, recuperado el 19 de septiembre de 2012.
(7)  Gutiérrez, H. (2010). Exaltación del mestizo: la invención del roto chileno. Universum 25, Vol. 1. P. 137.
(8)  A lo que agrega, como un correlato “sus gestas más gloriosas”, en un intento de asociación independencia-historia oficial-gesta popular-cueca. Una revisión se ha realizado en la primera parte de este ciclo de columnas, en Vrsalovic, D. (2012). Los mitos de la construcción de Chile. Parte 1: la historia. Tomado de http://www.elboyaldia.cl/node/18614, recuperado el 19 de septiembre de 2012.
(9)  Junta de Gobierno. (1979). Decreto 23. Declara a la cueca danza nacional de Chile. Tomado de http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=224886&buscar=decreto+1979+cueca, recuperado el 19 de septiembre de 2012.
(10)                     Gutiérrez, H. (2010). Ibíd. P. 137, y Rojas, A. (2009). Las cuecas como representaciones estético-políticas de chilenidad en Santiago entre 1979 y 1989. Revista Musical Chilena, año LXIII, julio-diciembre 2009. P.56. Cabe destacar que nuevamente se utiliza como medio para generar identidad y sentido patriótico en tiempos en que se necesitaba reafirmar la nacionalidad frente a la “amenaza del comunismo”.

17 septiembre, 2012

Los mitos de la construcción de Chile. Parte 1: la historia.


Prólogo

Si el Padre de la Patria estuviera vivo hoy día junto a nosotros, ¿qué nos pediría, qué batallas libraría, qué causa congregaría sus esfuerzos y sus energías? En suma, si Bernardo O’Higgins viviera ¿qué esperaría de quienes somos hoy día sus sucesores en esta bendita patria llamada Chile?

                Sebastián Piñera (1)

Sebastián Piñera ha dado, como pocas veces en su carrera política desde que asumió la Presidencia, en el clavo con las interrogantes que puso sobre la mesa. No porque los emplazamientos que hace a la nación sean correctos sino porque estos temas forman parte de un mito construido durante generaciones con una finalidad concreta: domesticar los más fervorosos impulsos transformadores y someterlos al dominio de la Patria chilena.

El año 2011, con el afán de dar a conocer los principales hitos del proceso independentista -más como una sucesión de hechos que como una crítica-, se lanzó un ciclo de columnas titulado “La Aurora de Chile, relato de la Independencia”, que contó en cinco capítulos el devenir de acontecimientos que dieron como resultado la derrota de la Corona española en los actuales territorios chilenos (2).

Este año, no obstante, y en especial atención al momento histórico que corre en Chile, es preciso revisar algunos de los códigos que pueden explicar la celebración de las fiestas patrias y la construcción de un Chile mítico que hoy se asimila naturalmente por gran parte de la población.

Un origen traumático.

Todo parte mal en la construcción de nuestras repúblicas americanas. Tradicionalmente, cuando se transmite el mito del acto fundacional de Chile por medio de su “descubrimiento” se presupone la inexistencia de población en estas tierras. Es así como se intenta subordinar a nuestros pueblos originarios al relato del español heroico que, en busca de constantes aventuras, se embarca en la búsqueda de la civilización. Tal es el caso de un relato que no ha cambiado en demasía, lo que se demuestra en este pequeño extracto de un libro de instrucción general de Carabineros del año 1964, que reseña: “Valdivia era generoso, desprendido, valiente, justo y estaba ávido de conquista. Con su fortuna personal, que era considerable en el Perú, reunió (…) los elementos suficientes y emprendió viaje” (3).

¿Por qué la referencia? Porque es en el acto fundacional de Chile donde se concentra toda nuestra historia, lo que se verá reflejado en el relato de la Independencia y de la construcción del país. De un lado, un grupo de personas venidas “de lejos” que emprenden sus diatribas en contra de personas que por siglos habitaban sus territorios; del otro lado, quienes tienen modos de vida y costumbres propios y que no poseen las mismas concepciones de los que tienen una mirada utilitaria de los nuevos lugares. La lucha entre “unos” y “otros” será  permanente dentro de un pequeño círculo de historiadores que la revitalizará como medio para defender una gesta heroica que rompió con un pasado que “oprimía” a Chile.

La Independencia: relato de unos pocos.

Este mito que vislumbra al período colonial como nefasto y a la Independencia como la luz que empuja al carro del progreso es sólo una de las interpretaciones que se le han dado a este proceso. Existen otras, como la de Hernán Ramírez Necochea, que la explica desde la tesis que pone de manifiesto a un empresariado criollo que se opone a las medidas económicas de la Corona (4), o la de Mario Góngora, que plantea un reencuentro con la raíz hispánica de Chile (5).

No obstante, la  que caló más hondo fue la versión liberal, dada entre un pequeño círculo de intelectuales de esta tendencia en la capital del país. No es difícil reconstruir esta versión de los hechos: marcado descontento en las colonias, espíritu de crítica dado por la Ilustración, prisión de Fernando VIII, mala administración del gobernador García Carrasco, sólo por nombrar algunos elementos (6).

¿Cuál es la diferencia entonces? ¿Por qué caló más hondo esta versión y no las otras? Por una razón más sencilla de lo que parece.

En el proceso de construcción del Estado se echa mano al elemento histórico porque es el que genera mayores grados de identidad y al que se puede recurrir muchas veces en tanto se utilice bien. Ahí se encuentran los héroes que dieron la vida por una causa, allá están los mártires que perecieron en la búsqueda de un elemento común, por el otro lado están quienes pensaron una gran casa para albergarnos a todos. En el pasado están las personas que son modelos a seguir y hechos que permiten confrontar a un grupo “oprimido” contra otro “de gran poder” al que hay que vencer (7).

Esta interpretación, liderada por los historiadores liberales –que veían en la historia un camino ascendente que llevaría al hombre a la libertad- calzaba perfecto con las ambiciones de los grupos de poder de construir un Estado que permitiera dejar contentos a comerciantes, mineros y empresarios por igual y generar identidad en los sectores populares, que más que andar peleando por causas ajenas luchaban por sobrevivir en un medio hostil (8).

Sólo un dato para sustentar este argumento: en Chile se cantaba más la canción nacional argentina que la chilena. ¿Por qué?: por la sencilla razón de que la presencia del elemento trasandino fue tan fuerte en los primeros años tras la Independencia que muchos terminaron identificándose más con esa canción que con el complicado himno chileno, además de su fácil memorización (9). Esto da cuenta de un Estado que no tenía altos grados de identidad en los estratos bajos, lo que se suma a su poca participación en la gesta independentista.

La corriente histórica denominada positivismo elaboró dos grandes aportes a la Historia que, a su vez, fueron tremendamente dañinos: la obsesión por documentarlo todo (que hable a través de las fuentes) y la concepción de que la historia es una concepción lineal de hechos y acontecimientos que había que fijar con precisión a través de la cronología (9). El tiempo histórico se dirige, a su vez, desde un principio hasta un fin, a semejanza de un encuentro final con Dios (10).

Los hermanos Amunátegui, Vicuña Mackenna, Barros Arana y Encina, quizás, son los grandes culpables de que muchos vean aún a un Chile que se reencontrará en un día no lejano con el Señor. Sólo es cosa de cambiar el reencuentro por la Independencia y Dios por la libertad. Si quitamos ambos elementos no tenemos más que un mito al que se ha echado mano durante casi dos siglos para distraer a la gente de las cosas realmente importantes.

Referencias.
(1)  Saludo de S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, en conmemoración del 234º aniversario del natalicio del Libertador General Bernardo O’Higgins. Tomado de http://www.prensapresidencia.cl/discurso.aspx?codigo=7899, recuperado el 17 de septiembre de 2011.
(2)  Para más detalle, revisar las columnas en El Boyaldía y Maleta de Opiniones, en los siguientes enlaces: parte 1, “los primeros inicios” (1808-1810); parte 2 (1810-1814), “el primer sueño”; parte 3, “el firme deseo de volver” (1814-1817); parte 4, (1817-1823) “la primera piedra de Chile”; y parte 5, “la batalla final: Chiloé” (1823-1826).  
(3)  Vieyra, L. (1964). Instrucción general. S.I. P. 274.
(4)  Ramírez, H. (2007) Obras escogidas. Vol. I. Santiago: LOM.
(5)  Góngora, M. (1981). Ensayo sobre la noción de Estado en Chile. Siglos XIX y XX. Santiago: UNIVERSITARIA. Cabe dejar de manifiesto su abierta simpatía con el franquismo español.
(6)  Vieyra, L. (1964).
(7)  Cid, G., San Francisco, A. (Editores). (2010). Nación y nacionalismo en Chile. Siglo XIX. Vol. 1. Santiago: CENTRO DE ESTUDIOS BICENTENARIO.
(8)  Cid, G., San Francisco, A. (Editores). (2010). Nación y nacionalismo en Chile. Siglo XIX. Vol. 2. Santiago: CENTRO DE ESTUDIOS BICENTENARIO.
(9)  Comes, P., Trepat, C. (1998). El tiempo y el espacio en la didáctica de las ciencias sociales. Barcelona: GRAO. Pp. 35-36.
(10)                     Comes, P., Trepat, C. (1998). Ibíd. P. 24. 

11 septiembre, 2012

En este 11 de septiembre, quisiera pedir...


Quiero, muy respetuosamente, elevar una oración por cada una de las personas que se han cruzado, tristemente, este 11 de septiembre en Chile. Hoy, en un día nefasto para nuestro país, creo necesario hacer un pequeño homenaje a quienes partieron en distintas situaciones y distintos tiempos.

Quisiera pedir por quienes cayeron defendiendo el último reducto de la democracia de quienes siempre se sintieron incómodos con el cambio, la transformación y la renovación social. Por quienes dieron hasta el último soplo de vida por defender un Chile que parece no volver: el del avance de las masas postergadas, el del marginado que llegó a ser alguien, el de prefirió quedarse antes de huir.

Quisiera pedir por quienes se quedaron escuchando la radio aquel último mensaje del Presidente, y de quienes protegieron a sus hijos en aquel día triste. Por las madres que vieron partir a sus hijos a “trabajos por la noche” y no pudieron darles un último abrazo. Por esas mujeres que aun buscan dar digna sepultura a quienes llevaron nueve meses dentro de sí y fueron arrebatados y desaparecidos. Por esas personas que aún se preguntan dónde están.

Quisiera pedir por los hombres y mujeres que, en los distintos centros de detención, aprendieron que las heridas del cuerpo no pudieron con las del alma y las ideas, y resistieron semanas y meses esperando la libertad. Por quienes, por algún motivo, debieron salir de su tierra y refugiarse allá muy lejos, siendo reticentes a desempacar el sillón esperando volver. Por esas personas que nunca perdieron la esperanza de ver unas Alamedas abiertas nuevamente.

Quisiera pedir por quien prefirió pagar con su vida antes que entregar la legitimidad de una democracia validada por el país a la violencia y la imposición de una Junta avasalladora que terminó siendo la más sangrienta del Cono Sur. Que con su vida no se plantó como un cobarde, sino que se ubicó en el más alto sitial de los hombres de la República como quien defendió hasta la última gota de su sangre el Estado de Derecho. Quisiera pedir, especialmente, por Salvador Allende.

Quisiera pedir, además, en esta fecha muy especial, por dos personas que son parte de nuestra historia reciente. Primeramente, por quien tuvo el gran valor de no ceder un ápice ante nadie con el sólo afán de llegar a la verdad y no renunciar a pesar de ser perseguida; por quien es un gran reflejo de nuestra historia reciente. Quisiera pedir por Raquel Correa. Además, de forma muy humilde, quisiera pedir por uno de los personajes más queridos y trascendentales del deporte y la televisión nacional, con quienes los más jóvenes nos acompañamos semana a semana.  Quisiera pedir también por Sergio Livingstone.

Por todos quienes hoy han perdido a alguien o han sufrido alguna herida física o del alma, roguemos al Señor. 

05 septiembre, 2012

A propósito del debate: ¿Quiénes realmente compiten en Temuco?


Hace algunos días la televisión local ha dado uno de los grandes saltos que le faltaba: transmitir un debate entre los candidatos a los municipios. Este hecho que para muchos puede pareces intrascendente se vuelve fundamental en la construcción de una televisión con arraigo local y más conectada con el quehacer político regional. Bien por Universidad Autónoma Televisión y los medios que formaron parte de la iniciativa.

No obstante, es menester hacer un breve comentario sobre los aspirantes al puesto de Primer Edil de Temuco, tanto desde el punto de vista histórico como de quienes se encontraban en el escenario de un conocido hotel local.

Las tres personas sintetizan poco más de 130 años de historia local, en la que sólo algunas destacan en el ámbito político. Para ser más específicos: Miguel Becker es descendiente de una de las primeras familias que llegaron desde Europa a poblar estas tierras luego de la Ocupación de la Araucanía por encargo del Gobierno chileno, ya que era traer la “civilización” a tierras “bárbaras”. Estas personas pasan a ser parte de una red oligárquica compuesta, entre otros tipos sociales, por: la alta oficialidad militar, los empresarios, los altos funcionarios de gobierno, entre otros; se reúnen en espacios excluyentes como los clubes sociales y acceden, por cierto, a los principales cargos de elección pública dada su fuerte presencia en esta ciudad. El actual Alcalde es el fiel reflejo de la etapa fundacional temuquense.

Francisco Huenchumilla representa esa forma tradicional de hacer política. Esa que, por una parte, aprecia en demasía las grandes transformaciones y busca un proyecto permanente en el tiempo; pero que, entre los pasillos, intenta que lo llamen para una candidatura –al menos en lo formal- y se aleja de las primarias como mecanismo regulador. Es de esos personajes políticos relevantes de antaño que hacen valer su peso frente a otros que puedan desestabilizar su influencia. Ya hemos visto cómo llegó a esa candidatura. Las palabras sobran en un personaje que sintetiza el ciclo político temuquense pre-1973.

Genoveva Sepúlveda es una mujer fuertemente anclada al Temuco post-1973: una acérrima colaboradora de la administración Pinochet y congruente con ello al mantener sus ideas aun después del retorno a la democracia –tanto que es de las pocas que lo reconoce abiertamente y participa en las cenas de la Corporación 11 de Septiembre-, concejala desde hace veinte años y muy activa en la política comunal. Es mérito primeramente reconocer que, haciendo algo de justicia con su persona, ha sido bajada dos veces de la candidatura por el lobby ejercido por los hermanos Becker desde Santiago. No obstante, esto se ve eclipsado con la falta de renovación de rostros y la postergación eterna de la mujer en estas tierras, aspectos que serán tratados posteriormente.

Me hubiese encantado hablar de Elena Varela y del tremendo proyecto que podía haber expuesto, del poder transformador y renovador que es signo de los tiempos que corren, del tremendo impacto que desde esta mirada histórica hubiera traído; pero al no haberse presentado aquel día no puedo opinar más. Sólo se puede agregar que fue una muy mala jugada: muchos la estábamos esperando y pusimos nuestras expectativas en la transmisión televisiva por verla. De todos modos, mis saludos y respetos a ella.

Las tres personas que se vieron en la pantalla reflejan lo que se podría denominar “el proyecto de Temuco”. Imagínese un ovillo de lana que lo manejan pocas personas y al que pocos pueden entrar porque siempre se quedan los mismos, como en un contrato que anda dando vueltas en el aire pero nadie lo hace público. En concreto: es una red política, económica, social y cultural manejada por los mismos integrantes de la época de la fundación de la ciudad, más renovados y con nuevas ideas, que lo controla casi todo.

Ahí estaba el “proyecto de Temuco” reflejado en la falta de renovación de rostros, en el lobby que baja a los que “molestan” o “amenazan” el poder de otras personas, el inmovilismo, la continuidad de ideas que atropellaron a muchos, la llegada a un puesto de espaldas a la gente, las decisiones dentro de cuatro paredes, la exclusión de las mujeres, la falta de propuestas de futuro. En fin, males que se arrastran desde el día que a Recabarren se le ocurrió –porque dijo que era “bueno” y progresista- fundar una ciudad aquí como si no hubiera nadie.

Este debate nos deja algunas lecciones. Primero, que más pareció una pelea de niños acusándose entre sí por cosas como la falta de saludo; segundo, que es urgente la renovación de rostros en una ciudad que se caracteriza por mantener a los mismos de siempre donde siempre; tercero, que parece ser que ya es tiempo, por un acto moral y de respeto a la gente, de no cometer las malas prácticas mencionadas que tanto hacen mal; y cuarto, que se demostró la importancia de escuchar en vivo a quienes quieren ocupar el puesto más importante de esta ciudad que tanto queremos.

Cuando vea el próximo debate, en octubre, acuérdese de estas palabras. El único favor que le pido es que, si puede, coméntele estas cosas a quien no pueda leerlas. Con ese simple acto habrá cambiado por completo una historia de 131 años.