Tweet Segui @dini912030 Maleta de Opiniones: diciembre 2013

05 diciembre, 2013

Me parece que estoy peleando solo.

La Región de La Araucanía no puede tener un panorama más desolador a trece décadas de su incorporación forzosa y violenta al Estado chileno: Es la más pobre y con menos inversión, con una tasa de crecimiento débil y donde se encuentra la capital de la desigualdad. Temuco es un oasis en medio de tierras que se secan cada vez más con los días, con caminos intransitables en invierno, con viviendas que soportan apenas los cambios de temperatura.

Ser pobre en esta ciudad no es fácil, como en el resto del país. La atención médica no es la más apropiada y nuestros adultos mayores no tienen más medicamentos que un paracetamol; nuestros jóvenes quieren huir de la realidad porque no existe entretención, vida, color o una red de apoyo efectiva; nuestras mujeres trabajan al límite de las fuerzas para poder llevar el pan y dejar educación a la descendencia. Las avenidas lucen limpias, pero nuestros pasajes se llenan de tierra y frialdad. Se erigen colegios de última generación, pero otros se ensombrecen con el fantasma de la fusión. Muchas y muchos dirigentes son encantados por una vasta red que les hace “pertenecer” a la gestión municipal, pero no son más que voladeros de luces que perpetúan el poder de unos pocos.

Es más, parece estar todo hecho. Como he sostenido en otros textos, todo funciona bien en Temuco y, en general, en el país. Chile se sostiene más en proyectos que en realidades, en presupuestos más que en ejecución. Cuando un Gobierno llega al poder, genera programas con base en muchos fondos para pocas personas de colectividades que quieren enquistarlos a toda costa.

Pocos, en la actualidad, caminan kilómetros para ir a estudiar, y muchos más se olvidan de los orígenes. Son escasísimos quienes quieren volver a aquel trabajo roto por el quiebre de 1973: En las poblaciones, con los pies llenos de barro, amando la falta de pintura en un barrio pobre por sobre la comodidad de un sillón. Es cierto, existen personas pertenecientes a la élite política que valoran las ideas que pueden surgir desde las experiencias hostiles que deja la vida, pero se adaptan al “sentido de realismo” o se ponen en función de la mantención del actual orden de cosas para alejarlas de su quiebre. Ni hablar de ampliar la participación efectiva de la ciudadanía organizada: Mejor dejarla sólo en el votar una vez cada tanto y volver a trabajar.

Es un hecho: La élite no quiere pelear. Por cierto que no son las mismas peleas personales que, entre otras ideas, son por Talleres de Alfabetización Ciudadana que permitan el desarrollo integral en ámbitos financieros, políticos, históricos y judiciales; o por la creación de Mutuales Culturales donde personas con talentos en lo artístico se asocien para hacer giras y llevar el arte a nuestros barrios. Por aprovechar la nefasta fusión de escuelas en Temuco y crear una nueva Escuela Artística, por una política de “Teatro Social” para la ciudad, por reflejar nuestra historia local en murales repartidos por la urbe, por rescatar las franjas verdes de nuestras poblaciones. O por la elaboración de Rutas del Caminante y del Ciclista y Barrios Modelo que permitan ciudades más amables y preparadas para la revolución ambiental que se viene en las próximas décadas. O, en lo más utópico, por ver un día una Empresa Nacional de Internet que asegure este servicio.

Pero es un hecho: La élite no quiere pelear. Y en general, en tiempos en que está todo hecho y que la comodidad le gana a la acción. Da lo mismo si vivimos tan desprotegidos como en 1920: Hay batallas que no tienen cabida, ni dentro ni fuera del club. Parece que es mejor guardar las ideas en un precioso baúl junto con los sueños de la infancia y cerrarlo con llave para volverlo a abrir en alguna conversación informal donde la conclusión sea “es buena idea, pero ahí va a quedar, en una intención, porque nadie pesca”.

Sin dinero, además, tampoco muy lejos se avanza. Todos quienes emprenden distintos tipos de aventura se topan con aquel pequeño pero fundamental detalle. Hay sectores que tienen “caja” para ejecutar sus proyectos e invertir en su mantención. No mucho se le puede pedir a quien se alimenta más de ideas que de una abultada billetera.

Me parece que no es mucha la gente alrededor que quiere batallar.

Me parece que estoy peleando solo.