Tweet Segui @dini912030 Maleta de Opiniones: A propósito del debate: ¿Quiénes realmente compiten en Temuco?

05 septiembre, 2012

A propósito del debate: ¿Quiénes realmente compiten en Temuco?


Hace algunos días la televisión local ha dado uno de los grandes saltos que le faltaba: transmitir un debate entre los candidatos a los municipios. Este hecho que para muchos puede pareces intrascendente se vuelve fundamental en la construcción de una televisión con arraigo local y más conectada con el quehacer político regional. Bien por Universidad Autónoma Televisión y los medios que formaron parte de la iniciativa.

No obstante, es menester hacer un breve comentario sobre los aspirantes al puesto de Primer Edil de Temuco, tanto desde el punto de vista histórico como de quienes se encontraban en el escenario de un conocido hotel local.

Las tres personas sintetizan poco más de 130 años de historia local, en la que sólo algunas destacan en el ámbito político. Para ser más específicos: Miguel Becker es descendiente de una de las primeras familias que llegaron desde Europa a poblar estas tierras luego de la Ocupación de la Araucanía por encargo del Gobierno chileno, ya que era traer la “civilización” a tierras “bárbaras”. Estas personas pasan a ser parte de una red oligárquica compuesta, entre otros tipos sociales, por: la alta oficialidad militar, los empresarios, los altos funcionarios de gobierno, entre otros; se reúnen en espacios excluyentes como los clubes sociales y acceden, por cierto, a los principales cargos de elección pública dada su fuerte presencia en esta ciudad. El actual Alcalde es el fiel reflejo de la etapa fundacional temuquense.

Francisco Huenchumilla representa esa forma tradicional de hacer política. Esa que, por una parte, aprecia en demasía las grandes transformaciones y busca un proyecto permanente en el tiempo; pero que, entre los pasillos, intenta que lo llamen para una candidatura –al menos en lo formal- y se aleja de las primarias como mecanismo regulador. Es de esos personajes políticos relevantes de antaño que hacen valer su peso frente a otros que puedan desestabilizar su influencia. Ya hemos visto cómo llegó a esa candidatura. Las palabras sobran en un personaje que sintetiza el ciclo político temuquense pre-1973.

Genoveva Sepúlveda es una mujer fuertemente anclada al Temuco post-1973: una acérrima colaboradora de la administración Pinochet y congruente con ello al mantener sus ideas aun después del retorno a la democracia –tanto que es de las pocas que lo reconoce abiertamente y participa en las cenas de la Corporación 11 de Septiembre-, concejala desde hace veinte años y muy activa en la política comunal. Es mérito primeramente reconocer que, haciendo algo de justicia con su persona, ha sido bajada dos veces de la candidatura por el lobby ejercido por los hermanos Becker desde Santiago. No obstante, esto se ve eclipsado con la falta de renovación de rostros y la postergación eterna de la mujer en estas tierras, aspectos que serán tratados posteriormente.

Me hubiese encantado hablar de Elena Varela y del tremendo proyecto que podía haber expuesto, del poder transformador y renovador que es signo de los tiempos que corren, del tremendo impacto que desde esta mirada histórica hubiera traído; pero al no haberse presentado aquel día no puedo opinar más. Sólo se puede agregar que fue una muy mala jugada: muchos la estábamos esperando y pusimos nuestras expectativas en la transmisión televisiva por verla. De todos modos, mis saludos y respetos a ella.

Las tres personas que se vieron en la pantalla reflejan lo que se podría denominar “el proyecto de Temuco”. Imagínese un ovillo de lana que lo manejan pocas personas y al que pocos pueden entrar porque siempre se quedan los mismos, como en un contrato que anda dando vueltas en el aire pero nadie lo hace público. En concreto: es una red política, económica, social y cultural manejada por los mismos integrantes de la época de la fundación de la ciudad, más renovados y con nuevas ideas, que lo controla casi todo.

Ahí estaba el “proyecto de Temuco” reflejado en la falta de renovación de rostros, en el lobby que baja a los que “molestan” o “amenazan” el poder de otras personas, el inmovilismo, la continuidad de ideas que atropellaron a muchos, la llegada a un puesto de espaldas a la gente, las decisiones dentro de cuatro paredes, la exclusión de las mujeres, la falta de propuestas de futuro. En fin, males que se arrastran desde el día que a Recabarren se le ocurrió –porque dijo que era “bueno” y progresista- fundar una ciudad aquí como si no hubiera nadie.

Este debate nos deja algunas lecciones. Primero, que más pareció una pelea de niños acusándose entre sí por cosas como la falta de saludo; segundo, que es urgente la renovación de rostros en una ciudad que se caracteriza por mantener a los mismos de siempre donde siempre; tercero, que parece ser que ya es tiempo, por un acto moral y de respeto a la gente, de no cometer las malas prácticas mencionadas que tanto hacen mal; y cuarto, que se demostró la importancia de escuchar en vivo a quienes quieren ocupar el puesto más importante de esta ciudad que tanto queremos.

Cuando vea el próximo debate, en octubre, acuérdese de estas palabras. El único favor que le pido es que, si puede, coméntele estas cosas a quien no pueda leerlas. Con ese simple acto habrá cambiado por completo una historia de 131 años.

No hay comentarios: