Como se ha relatado
en columnas anteriores, nuestra ciudad nace como un enclave militar orientado a
afianzar una zona de control y sujeción militar contra la población originaria,
con el fin de concretar los planes de expansión territorial del Estado-nación
chileno. Sus primeros siete años fueron de “asamblea militar” o mando de las
autoridades del Fuerte, y no fue sino hasta 1888 cuando se comenzaron a
escribir las primeras páginas de la vida democrática local que, por cierto,
impondrá y consolidará el discurso del orden.
El jueves 24
de febrero de 1881, Pedro Cartes asumirá la comandancia del recinto militar y
afrontará los ataques mapuche del 27 de febrero, y 9 y 10 de marzo. El 16 de ese mes será
reemplazado por Gregorio Urrutia, a quién correspondió una primera organización
del caserío colindante. En mayo de ese año, Evaristo Marín sería designado
comandante de la plaza, teniendo que afrontar su defensa el día 5 de
noviembre. Los tres personajes
mencionados encabezarían el asentamiento definitivo de los nuevos residentes.
El 15 de abril de 1888, nuestra
ciudad vive sus primeras elecciones democráticas. Sin embargo, no todos pueden
votar: Sólo lo hacen los hombres que saben leer y escribir y que pueden
acreditar una renta en dinero o un trabajo, con 25 años si eran solteros y 21
si eran casados. José del Rosario Muñoz, Pedro Cartes y Víctor Manuel Estay se
convierten en Primer, Segundo y Tercer Alcalde, respectivamente; entrarían en
funciones el 6 de mayo.
La mayoría de los regidores tenían
una buena posición y prestigio social, como son los casos de Teodoro Schmidt y
Pedro Cartes. Al respecto, el columnista del periódico El Cautín, José Jesús Sepúlveda, informa a través de sus escritos
una visión muy particular de los hechos. En el texto titulado “odios políticos” (29 de octubre de
1887) menciona algunas características de aquel proceso municipal:
“Falta poco para que los diferentes partidos
se disputen (…) en los comicios y hagan su aparición en los comicios y en la
tribuna electoral. Los odios políticos son la consecuencia lógica de la
profunda ineficacia que tienen los odios políticos en la ciudad, que vienen
interrumpiendo la marcha pacífica de la vida republicana en esta comunidad.”
Marcada por
las primeras rivalidades políticas, los enfrentamientos serán cada vez mayores.
Esta situación se repetirá tres años después, cuando la influencia de los
acontecimientos políticos relacionados con la Guerra Civil de 1891 se haga
sentir en la zona. El 29 de marzo de 1891 se realizó la segunda elección,
siendo elegidos como Primer, Segundo y Tercer Alcalde, respectivamente, Pedro
Cartes, Rafael García Huidobro y Severo Fuentes. Este segundo gabinete, en el
que participan nuevamente como regidores José del Rosario Muñoz y Teodoro
Schmidt, sólo tendrá vigencia entre el 3 de mayo y el 18 de octubre de 1891,
pues aquel conflicto repercutirá en la realización de nuevas elecciones.
El tercer
gobierno temuquense entrará en sesiones el 1 de noviembre de 1891, siendo
elegida como Junta de Alcaldes Santiago Herrera, Faustín Muñoz y Juan Saldías.
Se renueva prácticamente completa la plana de regidores, que entrarán en
funciones entre la fecha antes mencionada y la misma fecha en 1894.
Para el
período 1894-1897 quienes dirigen la Municipalidad son Salvador Bustos, Pascual
Manríquez y Eduardo Salas. Bustos. Entre 1897 y 1900 fueron elegidos como
primera autoridad comunal Santiago Herrera, Pedro Aracena y Salvador Urrutia. Como
se puede apreciar, entre tanto nombre que ocupa un cargo político se repiten
algunos personajes centrales. Ya habrá tiempo de tratar sobre ello.
No es nuevo
que se repitan los mismos nombres en la política local. De hecho, sus puestos
variarán entre Alcalde, Regidor y labores en el mundo privado. No es casualidad
tampoco que se elijan y reelijan por más de un período pues los votantes tienen
una posición similar. Si bien estos personajes manifestarán alguna preocupación
por todos los habitantes de nuestra ciudad, su forma de hacer política será a
puertas cerradas, en clubes y uniones de personas con la misma condición
social, con una forma exclusivista de actuar.
Nunca está
de más rememorar algunos hitos y personajes políticos de nuestro pasado, algo
olvidados por nuestros historiadores tradicionales como Óscar Arellano y
Eduardo Pino. Esta base política, cupular y aislada de los más desposeídos,
será la que intentará consolidar el discurso del orden a partir de dos
personajes fundamentales: Alejandro Gorostiaga y Hernán Trizano.
1 comentario:
Me interesa conocer acerca de hechos ocurridos en diversas ciudades mas alla de si las conozca o no. Queria poder sacar Pasajes a Chile ya que ese país tiene grandes ciudades con mucha historia y me gustaría vivirla desde adentro
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