Es lunes por
la mañana. En la noche anterior, la lluvia ha bañado los sembradíos y los
viejos adoquines, las vías férreas y el cultrún en el que finaliza la Feria
Pinto, producto de una remodelación del sector ejecutada hacía algunos años
atrás. El despuntar de la mañana trajo el frío y la bendición en abundancia a
una iniciativa que pretende ser el hito cero de un camino que culmine en la
Refundación de la Ciudad de Temuco. Cabe señalar, a continuación, el porqué de
esta alocución.
Aquel jueves
24 de febrero de 1881, Temuco fue concebido en un parto traumático semejante al
de la sociedad chilena cuando la alianza Ejército-Estado-Burguesía se apoderó
de estas tierras para imponer aquí un modelo de progreso en desmedro de la
milenaria cultura mapuche. Quienes forjaron la idea de instalar un fuerte (el
“último” en la línea de avance del Cautín) no preguntaron a nadie si es que era
preciso o consensuado dejar aquí un límite al avance estatal sobre el Wallmapu.
Fue una fundación a la fuerza, con cientos de muertos y violaciones, con quema
de rucas y la imposición de toponimia. Sólo quedó en la memoria el Agua de Temu, desde donde nuestra corta
tradición plantea que nace el nombre de la actual ciudad.
En ese marco
es que se forjó un territorio desigual, con chalets ubicados en la Avenida
Alemania, donde abundaba la opulencia, y casas de madera que con suerte
ayudaban a capear el frío, habitadas por personas que tenían condiciones de
vida que rayaban en la indigencia. Mientras unos podían abrigarse
tranquilamente en los inviernos copiosos, otros nada podían hacer con los pocos
recursos que tenían. Esa misma lluvia del 6 de mayo de nuestro año 13 mojaba a
todas y todos por igual, aunque no todos podían decir que se protegían
tranquilamente de aquellos intensos chubascos y
ese frío que calaba hasta la desesperanza.
Han pasado
132 años desde aquel nacimiento y pareciera que las cosas siguen igual, aunque
se pueden disfrazar de mejor manera. Esa ciudad perfecta que nuestro Municipio
se ha empeñado en defender hoy no es tal, pues según la OCDE nos encontramos en
un vergonzante segundo lugar nacional en la desigualdad territorial, social y
hasta cultural. No sólo no se ha manifestado con una postura clara y
contundente al respecto, sino que no ha dicho palabra alguna contra este
gravísimo emplazamiento.
Este lunes,
sin embargo, se ha ejecutado un ritual simbólico que ha buscado poner fin a
este eterno silencio. Imitando a muchos que incluso dieron la vida por defender
ideas contrarias a las de la autoridad local, como el periodista José Jesús
Sepúlveda y el profesor Celedonio Romero, es que la agrupación Defendamos la
Ciudad de Temuco ha iniciado una cruzada por romper este discurso y postular al
verdadero corazón de Temuco (nuestra Feria Pinto y nuestro Barrio Estación) como
Zona Típica y Pintoresca ante el Consejo de Monumentos Nacionales.
Siempre nos
quejamos que no existen puntos bellos o turísticos en nuestra ciudad (más allá
de los diez del City Tour) y no
reparamos en el crisol de gente, de aromas, de colores, de sabores, de
emociones y de sensaciones que allí existe. Ahí, donde desde antaño llegaban
las carretas desde el campo a intercambiar sus productos y donde el ferrocarril
nos conectaba con el mundo, ahí donde huinca y mapuche se encuentran comprando
cilantro o perejil. En ese espacio en que la vida florece dentro de un puesto
de comida o donde se ahogan las penas con un vaso de tinto en una cantina.
Todos
estuvieron aquel lunes: Quienes cantaron cueca de salón y quienes entonaron
cueca chora, quienes bailaron un choike purrún o quienes declamaron poesía,
chilenos y colonos, mapuche y huinca. Los que representan a la autoridad
comunal y los que son autoridad de su vida entrando a un quitapenas, la policía
que custodió aquel acto y los dirigentes vecinales. Los medios de comunicación
y quienes acompañan el día con la televisión, el periódico o la radio. Cada uno
con sus esperanzas y anhelos contribuyendo con su presencia a la construcción
de un nuevo discurso nacido desde la comunidad organizada.
Resta sólo
agradecer a todas las organizaciones que estuvieron de igual manera apoyando la
iniciativa: Defendamos la Ciudad de
Temuco, Radio Biobío, Colegio de Periodistas de Chile, Joven Educa, Alto
Contraste, Kimün Digital, Desafío Araucanía, Historia, Canto y Guitarra, Universidad
Mayor, Centro de Formación Técnica Andrés Bello, Agencia Impacto, Zuny
Tradiciones, Juntas de Vecinos Tucapel y Barros Arana, Productores y
Hortaliceros, Chile Responsable y tantas otras. Pero por sobre todo, a cada
una y cada uno de los presentes aquel día, puesto que todas y todos, por igual,
hemos dado muestras de que nuestros proyectos colectivos están por sobre
facciones políticas y abrazan la idea de un futuro mejor en común unión.
Agradezco
nuevamente en público a quienes han liderado y gestionado algún aspecto de esta
iniciativa rupturista: A Gonzalo Verdugo, Rossano Droghetti, Gabriel Fernández,
Daniel Sandoval, quienes después de esta iniciativa se volcarán al trabajo
técnico para generar una nueva normativa para el sector.
Nuestras batallas,
hermanas y hermanos, son simbólicas. Y cada una y cada uno de los presentes han
aportado con un pequeño símbolo a esta primera piedra de un camino sin retorno:
El de construir un discurso colectivo, local, consensuado y compartido de
manera auténtica y al cual la autoridad posteriormente se sumará. Porque en el
corazón popular de la ciudad, donde late cada segundo de nuestro presente,
hemos de comenzar a construir un nuevo Temuco: El de la Refundación.
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