Comprar o
leer un periódico en la actualidad supone la existencia de una gran cantidad de
personas letradas y con poder adquisitivo suficiente como para comprar una
versión de los hechos cristalizada a través de la prensa escrita. No obstante,
en un contexto de democratización de Internet, de manera gratuita se puede
acceder a información al instante y sin salir del hogar. Adquirir un diario en
1887 era una proeza, puesto que era muy difícil traer las máquinas de imprenta
y porque el público lector de la época era reducido. No obstante, el martes 8
de marzo de ese año sale a circulación el primer ejemplar de El Cautín, que poseía una clara
tendencia opositora a los delitos de la autoridad.
Con él, se hará conocido en el mundo el
periodismo, José Jesús Sepúlveda, un pionero que con su aguda crítica desentrañó
nuestra compleja sociedad de finales del siglo XIX. Por ejemplo, cuando reclama
contra las inasistencias de los regidores a las sesiones del Municipio en un
claro abandono de deberes. Manifiesta en su columna “Más lógica” (El Cautín,
24 de junio de 1888), que:
“En
presencia de la inasistencia de nuestros Ediles a las sesiones ordinarias del
Municipio, puede temerse que lo que hoy es accidental puede convertirse en un
problema. (…) Nuestros barrios son estrechos, podemos decir que vivimos
contiguos, en lugares de insalubridad. (…) Poco no nada vale la pena en esas
reuniones, y lo peor es que el municipio no se pone de acuerdo en las medidas
que deben adoptarse. Por lo pronto, tienen que arreglar la salubridad pública,
el alumbrado y muchos otros asuntos de vital importancia. Esto requiere
estudio, trabajo, buena voluntad, abnegación. Hay que posponer el interés
particular al general, hay que ser consecuentes con el mandato del pueblo” .
Elaborar una crítica de este tipo era
sinónimo de persecución por parte de la autoridad. A pesar de que opiniones
como estas eran leídas por un número reducido de personas, generaban escozor en
las autoridades y personas influyentes, quienes no se quedarían sólo en la
rabia y muy pronto comenzarían a cometer acciones para acallar las voces que
los contrariaban. Nos comenta sobre una situación que conocemos muy bien en la
actualidad, más de cien años antes:
“Falta poco
para que los diferentes partidos se disputen (…) en los comicios y hagan su
aparición en los comicios y en la tribuna electoral Los odios políticos son la
consecuencia lógica de la profunda ineficacia que tienen los odios políticos en
la ciudad, que vienen interrumpiendo la marcha pacífica de la vida republicana
en esta comunidad” (29 de
octubre de 1887).
Respecto
al mítico rol de los colonos en los primeros años de vida de la ciudad, sobre
los que hemos leído tanto, comenta que:
“se quieren dar el instinto de creerse señores feudales en los
pedazos de terreno (que poseen), por como tratan a los campesinos: ya
amarrándoles un buey, ya cerrándoles las sendas por dónde sacan carbón, madera
y hasta por dónde sacan las cosechas. Todo esto va en detrimento de los
habitantes laboriosos que viven bajo el imperio de la ley” (28 de enero
de 1888).
No
es mucho lo que se conoce de la biografía de José Jesús Sepúlveda, tan solo las
crónicas que se registran en periódicos encapsulados en microfichas de la
Biblioteca Nacional a más de seiscientos kilómetros de distancia en vez de
guardarse como corresponde, en las ciudades de origen. Sin embargo, he querido
traer a la memoria esta semana a quien fuera uno de los periodistas más osados
en su tiempo, y que denunciara los delitos de la autoridad a riesgo de que el
periódico fuera empastelado, o dicho de otro modo, que se asaltara la imprenta
y se robaran la mayoría de los ejemplares del periódico.
Lo
peor, es que estos delitos los cometían las autoridades.
Por
medio de este periodista quisiera rendir un homenaje a todos quienes realizan
diariamente la noble tarea de llevar los hechos tal cual son a la ciudadanía en
general, especialmente a todas y todos quienes lo elaboran lejos de quienes
quieren comprar la verdad o controlar la opinión pública. Especialmente, a
quienes elaboran periódicos como éste a pesar de las constantes dificultades y
restricciones.
José
Jesús Sepúlveda pertenece a una época dorada del periodismo local que culminó
en 1916 con la aparición de El Diario
Austral y su posicionamiento como el principal medio regional. Una época
donde se arriesgaba la vida y la familia por hacer periodismo y, además,
generar opinión. Quizás, deberíamos tener presente más ejemplos como éste para
mejorar nuestra realidad cotidiana en un Temuco donde pareciera ser que las
utopías no tienen campo para su florecimiento y esplendor. Una forma de hacerlo
es haciendo periodismo hasta las últimas consecuencias.
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