Quinta parte: La batalla final: Chiloé (1823 - 1826).
Al día siguiente de la salida de O’Higgins del Palacio Directorial la Junta de Gobierno declaró por decreto que las desavenencias estaban superadas. A pesar de ello, Coquimbo seguía movilizada con tropas leales a la nueva Junta, Rancagua al mando de José Joaquín Prieto tenía fuerzas leales a O’Higgins, y Concepción, liderada por Ramón Freire negó a reconocer a las nuevas autoridades. Precisamente su idea era hacer una Junta representativa de las tres provincias. Mientras avanzaba desde el sur y al enterarse de que el Director saliente se embarcaba hacia Perú lo mandó arrestar para realizarle el Juicio de Residencia. Mandaron a parlamentar y el acuerdo final fue que en las tres provincias se harían asambleas para ser reemplazadas por un Congreso de Plenipotenciarios. Más tarde le haría este juicio y O’Higgins saldría al norte con su madre y sus dos hijos, Pedro Demetrio y Petronila (a quien nunca reconoció por ser concebida con una indígena).
Entre los días 29 de marzo y 4 de abril gobernó en Chile este Congreso de Plenipotenciarios hasta que asumió el gobierno Ramón Freire como Director Supremo interino. Fue reemplazado brevemente por Diego José Benavente y, tras convocarse a un Congreso Constituyente, asumió el poder el día 1 de septiembre. En esos días se discutía una nueva Constitución redactada por Juan Egaña conocida como Moralista. En ésta, Chile sería un país unitario gobernado por un Director Supremo con un período de 4 años limitado por un Senado de 9 miembros elegidos por votación popular (limitada económicamente) y una Cámara Nacional compuesta por 200 consultores que dirimirían conflictos entre los poderes del Estado y verían temas como las declaraciones de guerra. Declaró firmemente la abolición de la esclavitud.
Las provincias debían llevar un registro de las contribuciones y la policía, la educación científica e industrial, la salubridad, ornato y el recreo de los ciudadanos, las artes y oficios y de la fábrica y era defensora de los impedidos y la representación civil. Si bien reglamentaba los deberes de los ciudadanos buscaba los mejores funcionarios para los cargos y los premios a sus méritos. Es decir, nada que algún reglamento actual no busque: un gobierno de excelencia. Era bastante integral en sus propósitos, los que chocaban con los intereses de las élites. A pesar de la oposición de personajes como Camilo Henríquez y Manuel de Salas, la firmaron destacados hombres como José Gregorio Argomedo (Junta de 1810), Joaquín Prieto (o’higginista) y José Tomás Ovalle (pelucón). Las oposiciones no se hicieron esperar: a punta de decretos y leyes la dejaron disminuida. Interinamente gobernó Francisco de la Lastra hasta que el día 3 de enero de 1824 Freire pudo asumir con propiedad el poder.
Sin embargo el nuevo gobierno enfrentaba un problema que no lo dejaría de perseguir por muchos años: la crisis financiera. El gasto fiscal había aumentado mucho y los ingresos disminuido considerablemente. Casi todas las riquezas del país se destinaban a pagar los compromisos financieros del país y los impuestos ya no se podían subir más. La idea más fuerte fue crear monopolios de productos que estuvieran bajo la tutela del Estado para que particulares se hicieran cargo. La empresa Portales, Cea y Compañía se hizo cargo del estanco del tabaco, los naipes, el té y los licores extranjeros a condición de pagar las cuotas del préstamo. Como fue un rotundo fracaso se le quitó volviendo a manos del Estado. Otro recurso confiscar los bienes del clero, lo que hizo que se rompieran relaciones entre la Iglesia y el Estado. El Papa, en paralelo, se negaba a reconocer a las nuevas repúblicas debido a diversas razones como la misma confiscación de bienes o sustracción de privilegios.
Por otro lado, Chiloé seguía ocupada por los españoles. Freire comenzó campañas sucesivas a la isla al mando del coronel francés Jorge Beauchef. En esta isla que se mantenía fiel a la monarquía se organizó la defensa que primero había sido derrotada por Lord Cochrane en 1820. Sin embargo en 1824 Freire avanzaría con una expedición que se enfrentaría el 1 de abril en Mocopulli. Al mando de Beauchef y Rondizzoni derrotaron a las tropas realistas que recibirían su golpe definitivo en 1826, cuando al mando del mismo Freire junto a Manuel Blanco Encalada, José Manuel Borgoño, José Santiago Aldunate y Giusseppe Rondizzoni en la batalla de Pudeto. Esto se vino a confirmar en el Combate de Bellavista, victorias que derivaron en la capitulación expresada en el Tratado de Tantauco el 15 de enero de 1826. Este tratado firmado entre Ramón Freire, Director Supremo de la República de Chile, y Antonio de Quintanilla, Intendente de Chiloé, estableció que los habitantes de esa zona pasarían a ser chilenos con todos sus derechos y obligaciones, así como el respeto a sus bienes y propiedades. El 22 de enero de 1826 se juraba la independencia de Chile en Chiloé.
Ante la agitación política que se producía en la capital Freire renunció al cargo el 9 de julio de 1826. Fue reemplazado por Diego José Benavente hasta el 2 de septiembre, cuando retornó. Sin embargo, manifestó su deseo de renunciar en el mensaje presidencial de ese año que oficializó más tarde, ante lo cual el Congreso suspendió sus labores para redactar una nueva Constitución. En ese tiempo el país estuvo al mando de una Junta Federativa liderada por José Miguel Infante, quien quedó al mando como Director Supremo subrogante.
Aprovechó la instancia para despachar un conjunto de leyes que darían al país un régimen federal malamente conocidas como Constitución. El país quedó dividido en 8 provincias en las cuales se constituyeron Asambleas Provinciales para elegir a un Gobernador, el que a su vez escogería al Presidente y al Vicepresidente. Cuando las leyes estuvieron listas se convocó a elecciones. Tras un largo debate el jefe supremo del Estado pasaría a denominarse Presidente de la República, quien debía estar acompañado de un Vicepresidente.
El 8 de julio de 1826 el Congreso Nacional tuvo que escoger entre dos candidatos: Manuel Blanco Encalada (pipiolo) y José Miguel Infante (federalista). La cantidad de votantes nuevamente sorprende: 37 electores. Por 22 contra 15 votos triunfó Manuel Blanco Encalada, destacado militar de origen argentino que dirigió la Primera Escuadra Nacional y fue triunfador en Chiloé. La fórmula Manuel Blanco Encalada-Agustín de Eyzaguirre sería el primer gobierno nacional de nuestra historia cuyas funciones comenzaron el 9 de julio de 1826.
Las Leyes Federales serían rebatidas por todos lados y vendrían turbulentos y rápidos cambios de gobierno que desembocarían en una guerra civil que determinaría el triunfo conservador en la próxima década. Pero eso ya es otra historia.
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