Tweet Segui @dini912030 Maleta de Opiniones: La risa.

15 diciembre, 2011

La risa.

Nuestra sociedad es tan pacata que le tiene una aversión a la risa. Reírse es ser desubicado, es salirse de la norma, es algo oculto que no debe ser mostrado, es quedarse callado porque no corresponde. Es verdad, a veces por ubicación o porque no es el contexto no se puede, pero las más de las veces nos hacen callar porque simplemente no hay que hacerlo.

La sociedad chilena le tiene pánico a la risa. No sé si será el clima o la conformación histórica como colectivo social, pero éste valora más la seriedad porque demuestra que la persona es responsable y trabaja bien, la fortaleza porque demuestra que la persona está bien armada, la belleza porque, por alguna extraña razón, es signo de mil virtudes. Pero no se vaya a reír usted porque los tres sujetos que le acabo de describir lo mandan a callar.

No hay que reírse mucho porque seremos igual que monos, no hay que salirse de la norma porque seremos mal mirados. Especialmente en las mujeres: la señorita que se ríe mucho pierde respeto, es mal vista y deja de serlo. En síntesis: esa emoción que nos sale del alma y que muchas veces no podemos evitar es reprimida porque a los demás no les gusta. Como sociedad estamos tan enamorados de esas virtudes que forman parte de una piedra que no dejamos espacio a la risa.

Pregunta: ¿Alguien de ustedes es absolutamente serio, absolutamente responsable y absolutamente bonito? Si es así, que bueno, bien por usted; pero le cuento que la mayoría de la gente no lo es. Y esa mayoría se acaba de dar cuenta que en realidad es la sociedad la que empuja a que, en el camino de modelar las emociones, evite reírse.

Esta reflexión, muy pequeña por cierto, invita a que nos enamoremos otra vez de la risa, porque forma parte de nosotros y es una de las emociones más hermosas del ser humano. Nos acompaña siempre y en todo lugar y, siempre que no nos desubiquemos, es hermosa.

Si tiene ganas de reírse en la micro, hágalo. Si tiene ganas de reírse antes de dormir, hágalo. Si tiene ganas de reírse ahora de un chiste que era muy fome, hágalo. Y si no quiere reírse, bueno, vaya a hacerlo a la casa de su abuela.

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