“Y aunque las lágrimas broten, volamos hacia los sueños e ideales que nuestro corazón desea cumplir en el pronto futuro. Porque aunque este recinto esté lleno de tristeza y adiós, y quizás por dentro no queramos marcharnos, nuestras almas seguirán con el recuerdo vivo, con el Pablo Neruda marcado a fuego en el alma y en el corazón”.
Discurso licenciatura cuartos medios, 2008*.
Las palabras que aquí evoco no están puestas al azar: son parte del final de uno de los tantos caminos que se han tejido en avenida Balmaceda. Un recinto que ha forjado cientos de pensamientos y virtudes que han servido a la ciudad, a la región y al país de múltiples maneras llevando el sello de las enseñanzas que aquí se imparten. En muy breves palabras quisiera contarles cuáles son las fortalezas del Liceo, lo que significó para mí y por qué habría que priorizarlo como la mejor opción frente a muchos otros establecimientos.
Hablar del Pablo Neruda es remontarse a uno de los centros de enseñanza más antiguos de la Región de La Araucanía, con doce décadas en los que ha cosechado múltiples éxitos en lo deportivo, en lo artístico, en lo cultural y en lo académico. Es formar parte de una gran familia en la que conviven todos los sectores políticos y sociales en igualdad de condiciones. Es pertenecer a uno de los baluartes de la educación pública en la que visten el mismo uniforme el hijo del gerente y el del empleado sin distinción alguna. Es respirar un sentimiento único en cada uno de sus pasillos teniendo la seguridad que se accede a una sólida educación en conocimientos, valores y actitudes que marcará la vida entera. Es, en síntesis, una de las mejores escuelas de preparación a la vida en todos sus sentidos.
En lo personal, representó una etapa trascendente en mi vida. Gracias a los profesores pude moldear la persona que era y fortalecerla en el camino a la adultez. Conocí personas que son fundamentales en el camino de la existencia, pasé por experiencias únicas, interactué con toda clase de personas, formé un conocimiento integral. A pesar de las dificultades que pudiera tener el Liceo no dejó que fuera menos que los demás, una de sus grandes fortalezas: si no hay para el almuerzo, ahí se brinda; si no se puede pagar un preuniversitario ahí se da (y sin pagar un peso, y de calidad; nada que envidiar a los otros); si hay complicaciones de algún tipo ahí se brindan las herramientas para solucionarlo. En síntesis, representó una valiosa base en todas las áreas del conocimiento no sólo en la teoría más recurrente, sino en el complejo mundo de la filosofía y las letras.
No puedo dejar de reconocer, en este sentido, la completa preparación en el mundo de las ciencias (que se puede apreciar en sus múltiples talleres, actividades y logros) y en las humanidades, el camino que elegí, especialmente en el mundo del debate, donde el Pablo Neruda ganó un torneo nacional televisado a uno de los establecimientos más fuertes del país, de la mano con el profesor Juan Jiménez.
En este sentido no se pueden omitir las fortalezas que posee el Liceo. Como en todas partes se hace una contribución, que es muy pequeña y que brinda una serie de beneficios que en otras partes costarían mucho más. Esto nos permite acceder a profesores que se encuentran en constante perfeccionamiento y que entregan una enseñanza muy completa y que nos pone a la par con otros colegios particulares. Pero no solo eso: como he destacado, uno entra a una comunidad de aprendizaje vinculada con su medio, con una gran familia de la cual uno no se desprende jamás.
Por eso, el Pablo Neruda de Temuco es la mejor alternativa no sólo en conocimiento y calidad de la enseñanza, sino que para tener un primer acercamiento a lo que es la vida en lo positivo y lo negativo. Convivir con todos y conocer muchas realidades estando de igual a igual en comunidad es algo que no se consigue en todas partes. Lo que marca la diferencia con los demás es la tradición y ser parte del liceo más antiguo de La Araucanía.
Hoy, como futuro profesor de Historia, Geografía y Ciencias Sociales, puedo comprobarlo. No hay mejor lugar para empezar la vida que el Liceo Pablo Neruda de Temuco.
2 comentarios:
Me emociona leer estas palabras tan sentidas, pensadas y escritas por un exalumno que dejó una huella en este establecimiento. Lo conocimos pequeño y ya era grande; siempre supimos que volaría muy alto. Me siento orgullosa de Ud. mi niño. Tal como Ud no olvida este liceo, también en nuestro corazón y nuestra retina se quedan las personas como ud. Gracias futuro maestro.
estar en el liceo Pablo Neruda es un Honor, en el aspecto académico y vivencial, la que la riqueza social que existe entre sus aulas es inmenso. No obstante, aun mediante su grado municipal, también existía la misma jerarquización que en cualquier otro. Quizás usted representó uno de los grupos de la "élite intelectual" del liceo. Personas respetadas, conocidas por la mayoría y con excelente relación con los profesores debido a su carisma. Pero, ¿existía una instancia más allá de los grupos de debate para los alumnos que no contaban con esa condición? el liceo solo se preocupaba de los cursos de selección, publicitando luego su "llegada a la universidad" con bombos y platillos. Pero de los cursos de menor promedio, nadie nos habla realmente. Nunca existió, ni siquiera de su ilustre malla docente generar lugares o siquiera actividades potenciales. Solo se quedaban en ver los avances d personas como usted, publicándolos en anuarios históricos como "la imagen del liceo" a rabiar eran 100 alumnos. Mientras tanto, el resto de los 2000 resentidos quedan allí, estudiando en privadas o trabajando con anhelos rotos.
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