Tweet Segui @dini912030 Maleta de Opiniones: ¿Es la actual Concertación una alternativa válida al 2014? De Constituciones, Bachelet y otras delicias.

12 julio, 2011

¿Es la actual Concertación una alternativa válida al 2014? De Constituciones, Bachelet y otras delicias.

Chile está ante una encrucijada histórica, ante uno de los momentos dorados de las manifestaciones sociales de base. Chile está ante las puertas de un cambio en política que se da bajo algunas coyunturas históricas, como se dio cuando Carlos Ibáñez del Campo tuvo que salir por la puerta de atrás exiliado por encubrir los efectos de la crisis del ’29; cuando Frei Montalva enfrentó conflictos con estudiantes superiores; cuando miles de personas –entre ellos mis padres, amantes sempiternos de la Concertación por esa vieja excusa de que no hay que votar por nada del mundo por la derecha porque es sinónimo de Pinochet- se manifestaron en contra de su modelo; o cuando, como muchos, salimos hace algunos años en contra de nuestras leyes regulatorias en educación. Y así, en tantas y tantas ocasiones en las cuales nuestros compatriotas han ocupado la calle, ese espacio que por derecho nos pertenece, para caminar soñando con una sociedad mejor.

Nos encontramos bajo una Constitución que es más portaliana que mi abuela y con leyes que son dignas de una monarquía disfrazada de república democrática. Una Carta Magna en la cual se garantizan ciertos derechos que dan risa, como a la de la libertad de enseñanza (que siempre ha existido, pero de la cual actualmente se abusa) y a un medio ambiente limpio (subráyese, limpio, que se respeta y se cuida, refiriéndose a agua, aire y tierra). Como otras leyes de este tipo, regulatorias, son una hermosa declaración de principios que es muy respetada tanto por constitucionalistas como por los que no aprueban del todo tal regulación.

Si fuera por Ricardo Lagos, quien dio en este sentido un gran paso, deberíamos quedarnos contentos con las reformas de su gobierno, las cuales efectivamente corrigieron algunas medidas de la Constitución original, pero que en esencia conservan sus principios fundamentales. Aunque lo estimo mucho como político y orador, si tengo que plantear en este debate que sigue un modelo muy antiguo y pasado de moda: si tuviéramos que ponerle un nombre sería algo así como “democracia dedocrática representativa”; es decir, yo como mandatario creo tener el poder de elegir (yo) a las personas que (yo) creo más idóneas para representar a los distintos sectores de la sociedad, a través de la selección de personalidades conocidas o profesionales en sus respectivas áreas. Priman los políticos destacados y los tecnócratas, corriéndose el riesgo de que sea medianamente aceptado. Quizás en tiempos antiguos funcionaba. En las “puertas del nuevo milenio”, como él decía, no resulta. A lo mejor a Alessandri le traía algunos bonos (y bastantes porque se arregló un problema político como es el constitucional con una votación de poco más de ciento veinte mil personas para una población de tres millones). A la generación de la primera década del siglo XXI no le resultaría, lo más probable.

En Chile nunca se ha vivido un proceso de estas magnitudes, con todos nosotros escogiendo a nuestros representantes para tratar un tema tan importante como una Constitución de verdad. Desde Brasil hasta Bolivia las naciones (entendidas aquí como el conjunto de personas que habita en un territorio) han optado por la vía de la inclusión y participación directa; en Islandia la arreglan a través de redes sociales. Chile, uno de los países más conservadores y pacatos de Latinoamérica, nunca ha emprendido una reforma de esta magnitud, salvo por la notable administración de Ramón Freire.

Y este tema no es escogido al azar, sino que es parte de una realidad mayor, porque éste será uno de los temas centrales de la siguiente administración. La Concertación, llegue Bachelet de vuelta o no a nuestro país, si quiere llegar a ser gobierno deberá afrontarlo. Sin embargo, cabe señalar una pregunta clave: ¿Es la actual Concertación una alternativa viable de gobierno al 2014?

Vivo en Temuco, en una de las Regiones más derechistas del país, donde con un bolso de feria y unos lentes chuñuscos compran a medio sector rural. Aquí el cohecho se disfraza de tal manera que vienen personeros en camioneta ofreciendo el cielo y la tierra a cambio del voto, olvidándose luego de quienes los escogieron (también la Concertación cayó en estas prácticas en algunos sectores, pero en mucho menor descaro). Tengo 20 años y como muchos, hemos sido fruto de la transición. Período de 20 años y cuatro administraciones en que nos insertamos en el mundo y el sistema global (con las ventajas y desventajas que ello acarrea), se amplió la base electoral, se iniciaron y consolidaron reformas nunca antes vistas como un sistema base de asistencia social cuyo pilar es la ayuda a los más pobres. Muchos tuvimos casa y apoyo en momentos difíciles de la economía (sin ir más lejos, con Lagos tuvimos casa y con Bachelet pude pagar mi arancel para estudiar en la universidad; perdón la autoreferencia. Si hay alguien de la administración anterior, aprovecho los saludos). Nos estamos enfrentando, entonces, a un nuevo período histórico, algo así como la “post-transición” o “sociedad Bicentenario”, en la cual nos enfrentamos a la constante reducción de los beneficios logrados, una letra chica del porte de la Torre Titanium (hay que adaptarse a los tiempos) y medios de comunicación absolutamente a sus pies.

Están todos los elementos para que la oposición llegue al poder: economía “por las nubes” y empleo “bajo” (eso dicen ellos) pero con un ingreso que se mantiene; acuerdos parches en diversos temas que más que apagar los incendios los encienden, reprobación de un personaje que quería ser superhéroe pero no le alcanzó más que para ser gerente de empresa al mando de lo público, una cacería de brujas contra los últimos elementos de la Concertación en el gobierno actual que llega a dar pena en instituciones de gobierno, malestar general porque el país avanza pero no mejora para los más pobres, y así un largo rosario que quiero complementar con dos argumentos más.

¿Se han fijado que antes nos daba orgullo cómo nos mirábamos admirados de quien estaba en el poder, con ganas de gritarle al mundo que con Bachelet Chile andaba bien y era ejemplo ante la comunidad internacional y con una popularidad por los aires? (hasta los argentinos sentían orgullo de ella). A mucha gente le daba gusto ver las cadenas nacionales y lloró pensando en aquel fatídico 11 de marzo en que se fue, esperando su regreso. Y es que pasamos de tenerla a ella a tener “un payaso”. En Wikipedia salen sus “piñericosas” y si busca en Youtube también le arrojan las frases doradas del último año (búsquelas y se reirá de lo lindo; la última fue la de decir “Eusebio Libio” en vez de Lillo). Díganme si no da pena, para los que añoramos en cierta forma ese pasado, si no querríamos a veces volver el tiempo atrás. Se nota el cambio de mano y eso nadie lo puede negar.

¿Han notado, también, que la gente que restregaba en la cara que había ganado Piñera y que se reía de nosotros, los opositores, hoy se queda calladita ante las conversaciones de pasillo en contra del Presidente? A más de alguno le debe haber pasado que o en alguna fila o entre amigos o familia se dice que lo hace como “las pelotas”, y que cree que la derecha no sale otra vez (Dios les oiga, hijos, Dios les oiga). Les voy a contar una anécdota que lo va resumir. Con un amigo cubrimos las elecciones en Nueva Imperial, Araucanía. Cuando dijeron que ganó y esperaba el bus de vuelta, escuché aquel discurso de Ricardo Lagos que emocionó a muchos, entre ellos a mí. Justo en aquel instante una caravana de autos último modelo y de señoras con tres kilos de estuco en la cara gritaban con champaña el nombre de su candidato. Me recordó a la escena en la película “La Casa de los Espíritus” cuando ganó el gobierno popular, pero al revés. Es realmente frustrante. Hoy quisiera saber dónde está esa gente ahora. ¿Pensará lo mismo? ¿Vivirá en el país que querían? ¿Así querían Chile? El pueblo, la gente, el ciudadano de a pie, sepan ustedes que los quiere echar luego. Como dicen por ahí, si adelantamos las vacaciones adelantemos las elecciones. Seré más sincero todavía: Piñera, renuncie, hágalo por Chile.

En esta oportunidad plantearé la teoría de que la Concertación llevará a Michelle Bachelet o a algún similar, el PRO abogará por Marco Enríquez, la izquierda por Jorge Arrate, Tomás Hirsch (de quien tengo la teoría de que si fuera de la Concertación gana por paliza), y desde otros sectores saldrá algún otro candidato. Pues bien, puede que en primera vuelta gane la primera coalición contra Laurence Golborne, Rodrigo Hinzpeter, Francisco Chahuán o Joaquín Lavín (este país es muy predecible en cuanto a preferencias electorales y mala memoria histórica). En segunda, es impredecible. Puede que vuelva a ganar: celebramos, descorchamos champaña, nos abrazamos, 11 de marzo y la asunción, de vuelta a la realidad.

¿Será Bachelet o su similar una alternativa válida si mantenemos las cúpulas actuales? Claramente no. Si mantenemos las figuras de la “renovación” que llevan más de 15 años en las mismas, con políticos de las cúpulas que se las creen todas y se eternizan creando dinastías en algunas zonas, si personas como nosotros con opinión e ideas frescas para cambiar las cosas incentivando la participación y si no creamos mecanismos de participación a toda la comunidad y sectores escindidos de la coalición de centro-izquierda, con un discurso único y no jugando a las “dos almas”, proponiendo un nuevo modelo de país sólido y financiable al futuro (por lo menos hasta el 2030) seremos nada. Bachelet optará por irse de vuelta a Nueva York y nos quedaremos aquí n peleas de sordos. Convoquemos voluntades, lo tenemos todo. Somos capaces de cambiar el mundo o proponer maneras para hacerlo. Pero hagámoslo ahora, antes de que la gente se olvide y Piñera vuelva a subir en las encuestas (recuerden, esta baja no es para siempre). Aprovechemos el momento. Me gustaría hacer un tirón de orejas a las sedes regionales de los partidos para que convoquen gente y retomen los contactos con organizaciones sociales. Hagámoslas parte. Llamado de atención a las cúpulas de los partidos para que incluyan en sus debates a las juventudes, armando debates ciudadanos abiertos. Especialmente al PDC, al PPD y al PS (en convocar gente joven y llena de ideas, perdónenme, pero les ganan por lejos colectividades como el PRO, el PRI y hasta RN, que lleva la delantera).

SI QUIEREN LLEGAR A SER GOBIERNO, HAGAN ALGO, PERO AHORA, ANTES DE QUE LA GENTE SE ABURRA DE ESPERAR Y VOTE EN MASA POR GENTE COMO LA QUE GOBIERNA AHORA. Pero que sea ahora, por favor. Que no se diga que le pueblo no les avisó.

Dejo abierto el debate.

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