José Victorino Lastarria (1817 - 1888) debe ser uno de esos personajes históricos que le da nombre a una institución o a una calle, pero del cual poco o nada se habla. Nacido en plena Reconquista española fue testigo de cómo Chile fue dando forma a su Estado. Estudiante del Instituto Nacional fue geógrafo y abogado, fundador de la Sociedad Literaria de 1842 y de la Sociedad de la Igualdad, escritor de diversas novelas en donde denuncia la realidad social. Se opuso, durante su legislatura, a diversos proyectos trascendentales para el país como el de Ocupación de la Araucanía, cuando todos estaban de acuerdo.
Estamos en la legislatura de los años 1843 a 1849. Se discute la Ley de Instrucción Primaria, una de las leyes más importantes ya que daba forma al sistema educacional al país en formación. El Diputado Lastarria deja de manifiesto su pensamiento educativo en los diversos discursos con motivo de la discusión de este cuerpo legal.
Lastarria era de los que pensaba que el Estado era quien debía sostener la educación pública y no las municipalidades. Sus opositores querían una educación lo más alejada de la tutela del Estado y en manos de la localidad, pensando que debía copiarse el modelo estadounidense. ¿Novedad? En Chile era impracticable, pues el país no poseía población concentrada en ciudades y se encontraba condiciones de miseria. Es por ello que el proponía mejorar la situación integral del país antes de traspasar esta responsabilidad a las municipalidades.
Presentó uno de los primeros proyectos al respecto, en el cual se señalaba que tanto hombres como mujeres podían recibir educación primaria gratuita. La escuela superior debía también ser de acceso universal y sin costo siempre que los fondos pudieran sustentarlas.
Y aquí viene lo sorprendente: el trato que recibían los profesores. A pesar de que bajo ciertos requisitos se podía trabajar a partir de los 16 años y debían dedicarse exclusivamente al ejercicio docente (es decir, quedaban exentos de incorporarse al Ejército u otros cargos). Además se les entregaba un lugar para vivir y educar a sus estudiantes de forma gratuita, así como un sueldo fijo anual considerable.
A los ocho años de servicio se les otorgaría una medalla de honor trabajada en oro que dijera “Premio a la constancia por la difusión de las luces”, “La nación a...”. El director de colegio con dieciséis años en sus funciones gozaría de por vida automáticamente de una jubilación de por vida de la mitad del mejor sueldo que hubiese ganado.
Sus opositores ya en esa época se quejaban de que se reubicaban fondos de otras partes para educación (algo así como el GANE). Miguel Piñero, columnista del conservador periódico El Mercurio de Valparaíso, señalaba que:
“Nosotros no creemos en la necesidad de que la instrucción primaria tenga fondos especiales (...) El deudor es uno y la caja debe ser una también y hasta ridícula nos parece toda medida que interrumpa la consolidación de la deuda. Esto es muy claro y muy sencillo; y eso de destinar tales fondos para esto y cuáles entradas para aquello no sirve sino para complicar la marcha de la administración”.
Esto quiere decir, en pocas palabras, que lo más importante es pagar la deuda que tiene el Estado con sus acreedores y continuar en la situación de atraso de los hijos más pobres de este país. La educación no sería importante, total, los hijos de las élites pueden educarse sin problemas. Lastarria abogaba por la educación para todos.
El proyecto de Lastarria fue fuertemente criticado no sólo por lo anterior, sino que la propuesta conservadora fue hacer que la gente con su renta pusiera un impuesto especial. Nuestro autor criticó duramente este nuevo aspecto ya que era injusto gravar con más cargas tributarias a la masa de la población que estaba llena de problemas y en condiciones de vida paupérrimas. Decía que “La educación primaria en Chile tiene por enemigos, en primer lugar, la pobreza; en segundo, la incuria de las familias; en tercero, lo diseminado de la población”.
Pero su pensamiento político se caracterizaba, por sobre todo, por estar conectado a las más profundas necesidades de su tiempo. Se pretendía en la nueva propuesta hacer que los padres enviaran obligatoriamente a los hijos a las escuelas en condiciones cien veces más difíciles que ahora. ¿Se imagina trabajando en el campo para sobrevivir, viviendo en una choza con piso de tierra sin saber si comerá mañana, con una distancia al colegio de diez kilómetros? Al respecto, pensaba:
“¿Cómo podríamos determinar en el proyecto que los padres mandasen a sus hijos a la escuela? ¿Cómo hacer efectiva esta determinación? El campesino prefiere primero que su hijo le ayude en las faenas de su industria antes que permitir vaya a andar dos o tres leguas para llegar a la escuela y ocupar todo el día en ella”.
Como he señalado reiteradamente, Lastarria era un convencido que la educación pública y gratuita era un anhelo que debía hacerse efectivo. En todos sus discursos se basó en fundamentos históricos como el que viene a continuación:
"Que la instrucción primaria debe ser gratuita lo sabemos todos: desde nuestra independencia se ha sancionado esa declaración; los ciudadanos chilenos han reputado como una herejía la idea de que la instrucción primaria pudiese ser retribuida" (pagada).
La segunda cuestión está en saber quién debe dirigir la instrucción primaria. ¿No la han resuelto ya los artículos 153 y 155 de la Constitución colocándola bajo la inmediata dirección del Estado? ¿La teoría no ha dicho y las leyes de todos los países no han declarado que la instrucción primaria debe estar bajo la inspección del Estado?
Nuestros contemporáneos discuten sobre las diversas alternativas para financiar el sistema educacional. La pregunta que se le debe hacer a nuestros gobernantes parece que la tuviera José Victorino Lastarria:
¿Qué nuevas circunstancias han aparecido hoy que nos autoricen a declarar que el Estado no tiene fondos para cumplir este deber como ha cumplido hasta ahora?
Para finalizar, les dejo este párrafo que puede servir de fundamento histórico para resolver muchas de las inquietudes que en nuestro tiempo tenemos.
¿Pues acaso no se ha reconocido siempre que la primera de las necesidades es la educación? El Estado debe proveer a esa necesidad como provee a las demás. Si esas son necesidades sociales (fuerzas armadas, educación), y si también lo es la instrucción primaria, ¿Por qué no se colocan todas en una misma relación? ¿Por qué no se reconoce el principio de que el Estado debe proveer a todas ellas? Si no le alcanzan los recursos, disminúyanse los gastos de lujo que se hace, los gastos que no son de primer orden”.
Dejo abierto el debate.
Tomado de: Moción sobre arreglo de la Instrucción Primaria presentada a la Cámara de Diputados en sesión de 18 de agosto de 1843. Disponible en http://www.memoriachilena.cl/temas/documento_detalle.asp?id=MC0003413
2 comentarios:
jejejeje.Interesante descripción del trabajo legislativo de Lastarria. Deberias publicar una articulo en WWW.SALADEPROFES.COM haciendo un comparativo de la situación actual y la de esda época.
Hola. A partir de este comentario recojo el guante. Elaborare antes algunas columnas mas para poder dar mejor sustento a lo que quiero plantear. Una sera sobre el de algun "Padre de la Patria", estan las de la epoca de 1840, otra de 1900, esta la de 1930, y otra de 1960. Con esas tres columnas vendra el analisis final. Mis saludos
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