Chile se encuentra en una encrucijada histórica. Los ciudadanos de nuestro país están revisando el contrato social que siempre tuvieron en sus manos pero que ha sido impuesto en reiteradas ocasiones desde la organización de su Estado. No sólo se ha planteado un gran debate nacional por el financiamiento del sistema educacional sino que se ha propuesto la redacción de una nueva Constitución.
Pero este debate no sólo se debe hacer mirando la forma en que se hará, entendiéndose por ello llamar a una Asamblea Constituyente que la redacte, sino que nazca desde nosotros tomar la iniciativa y hacer propuestas desde ya para una nueva Carta Magna. Algo así como la fotografía que acompaña esta columna.
En estas breves líneas no sólo pretendo demostrar que la lógica o’higginista-portaliana no ha desaparecido de nuestra administración pública, siendo la base del aparato burocrático por casi dos siglos; además de plantear que en la discusión de una nueva Constitución es necesario el debate sobre una reforma ministerial (a pesar de que debe ser fijada por una ley complementaria). Chile tiene 22 Ministerios y estamos cerca de ver el Ministerio de la Pera.
Es por ello que el siguiente texto puede ser un poco monótono y reiterativo en su redacción, pero vale la pena ser leído para que a la hora de la discusión tengamos sustento para transformar un modelo que nunca se transformó del todo, sino que se modificó constantemente sin alterar su esencia.
Bases Históricas. El modelo o’higginista-portaliano reforzado por la Constitución de 1980.
El proceso de Independencia está en pleno desarrollo y los “exaltados” comienzan a ganar terreno. Según las normas nacionales a estos personeros se les denominó “Secretarios de Estado” siguiendo el modelo norteamericano que influenció en la época carrerina (1812 - 1814) En él existían dos Secretarios: “Negocios del Reino” y ·Correspondencias de Fuera”, haciendo hincapié en las relaciones exteriores y el financiamiento del gobierno, los temas más urgentes por resolver.
Entre 1818 y 1833 (lo que podríamos denominar “era o’higginista” y “pre-conservadora”) existieron los Ministerios de Gobierno y Relaciones Exteriores (para articular la unión entre territorios), Hacienda (para financiar el Estado) y de Guerra y Marina (por la lógica amenaza constante de conflicto). Aquí se fijan los tres pilares fundacionales del Estado que conocemos: la administración para fijar las normas de gobierno nacional, unitario y centralista; la parte que vela por su financiamiento y la sección encargada de la defensa territorial.
Tres años demoró la Gran Convención en reformar la Carta Magna de 1828. Portales fue el articulador de un nuevo cuerpo legal que permitió la formación de los Ministerios de Interior y Relaciones Exteriores, Guerra y Marina, Hacienda y Culto e Instrucción Pública; para agregarse las áreas de Colonización, Justicia, Industria y Obras Públicas.
Entre 1925 y 1980 se agregan nuevas carteras a las anteriores, suprimiéndose las áreas de Culto e Industria (la primera por separarse la Iglesia del Estado y la segunda por incorporarse a otro Ministerio). A los anteriores podemos agregar la preocupación por nuevas áreas del desarrollo nacional a través de la instauración de los Ministerios de Economía, Fomento y Reconstrucción; Planificación y Cooperación; Educación Pública; Trabajo y Previsión Social; Salud Pública; Vivienda y Urbanismo; Agricultura, Industria y Colonización; Minería; Transportes y Telecomunicaciones; y Tierras y Colonización.
Tras la vigencia de la Constitución de 1980 se agregaron las carteras de Secretaría General de la Presidencia (para seguir proyectos de Ley y hacer más fluidas las relaciones con el Congreso); Secretaría General de Gobierno (encargada principalmente de la vocería); Minería; Energía; Medioambiente; Servicio Nacional de la Mujer y Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
La reforma necesaria: reestructuración ministerial.
Este artículo nace de la base de que el Estado fue una imposición de las élites del siglo XIX para poder realizar su proyecto histórico como lo señalara, entre otros, el profesor Jorge Pinto Rodríguez en sus diversos escritos. Sin embargo, la estructura que formaron los grupos de poder se consolidó y se instauró a lo largo de nuestra historia. Es decir, a la estructura original se le agregaron nuevas áreas de atención de acuerdo a las nuevas necesidades que fue adquiriendo Chile en el tiempo.
Portales era partidario de una administración en exceso concentrada; Balmaceda le agregó el componente de la preocupación por la inversión de las rentas del salitre; Alessandri sumó a este desarrollo la separación de la Iglesia; Ibáñez en sus ansias de formar el “nuevo Chile” siguiendo el modelo corporativista de Mussolini tomó las banderas de un Estado protector.
Frei Montalva agregó áreas como la agricultura y la vivienda a sus preocupaciones (cabe destacar el proyecto de ley de Allende de crear un Ministerio de la Familia); Pinochet apostó por agregar un área comunicacional fuerte; la Concertación se preocupó de las nuevas relaciones con el Parlamento y agregar nuevas áreas de preocupación estatal acorde a los tiempos como la minería, la mujer o el desarrollo cultural.
Venezuela hila muy fino en cuanto al aparato burocrático estatal, aumentando de forma muy considerable a 30 ministerios; Chile tiene 22, a diferencia de países como España o Estados Unidos que poseen 15. Es por ello que deberíamos establecer en la discusión de la Nueva Constitución una transformación progresiva del aparato estatal para reducir el número de ministerios y preocuparnos de una administración estatal más eficiente y eficaz.
Porque no es importante cuántos ministros tengamos para premiar en caso de ganar la elección, sino cuántas unidades intermedias (subsecretarías) se preocuparán de las áreas claves del desarrollo económico, social y cultural del país. Chile debe apostar por actualizar su aparato estatal a los tiempos que corren rompiendo con la lógica de repetir y adaptar la Constitución anterior.
Así como propuse en su minuto una reforma a la regionalización a través de la creación de las Regiones de El Loa, Ñuble, Arauco y Las Islas (con provincias y ciudades inclusive), en esta ocasión hago la propuesta de una reforma ministerial. He aquí el borrador ordenado por orden jerárquico.
· Ministerio del Interior. En éste deberían estar contenidas las subsecretarías de la Presidencia (para seguir los proyectos de ley ingresados) y de Gobierno (con un subsecretario encargado de la vocería).
· Relaciones Exteriores. A ella debería agregarse una Subsecretaría de Cooperación con vínculos regionales y mundiales, que salga de lo económico y se dedique a otras áreas como la de intercambio cultural y social.
· Defensa Nacional.
· Finanzas Nacionales. Fundir los ministerios de Economía y Hacienda en un solo organismo que vigile esta área del desarrollo nacional.
· Desarrollo Social. Al proyecto existente deberían agregarse otros aspectos que lo harían más integral, como Subsecretarías de Deporte, Infancia, Juventud, Tercera Edad y Protección al Consumidor; lo que haría de éste un Ministerio realmente preocupado del desarrollo íntegro de la sociedad.
· Educación, Cultura y las Artes.
· Justicia y Seguridad Pública. Al igual que el anterior, unificar ministerios con criterios comunes para quitar algo de burocracia. El agregar la Seguridad Pública a Interior fue más un gesto de elevar la preocupación del gobierno por este tema que unirlo con un área común como la justicia.
· Trabajo y Previsión Social.
· Obras Públicas.
· Salud.
· Vivienda y Desarrollo Urbano. Como en varios países, hay que hacer más integral este ministerio, agregando Subsecretarías de Bienes Nacionales, Vivienda, Desarrollo Urbano, Ordenamiento y Planificación Territorial, Transporte y Telecomunicaciones.
· Recursos Naturales. Aunar esfuerzos para reunir en una Cartera Subsecretarías como Minería, Energía, Pesca y Ganadería.
· Industria, Fomento y Reconstrucción. Como se hizo en 1939, elevar el área de la reconstrucción incluso al rango de nombre de Ministerio. Agregar a esto las Subsecretarías de Industria, Fomento, Desarrollo Agrícola y Planificación y Desarrollo Forestal.
· Medioambiente, Aguas y Protección de la Naturaleza. El segundo punto será fundamental en los próximos años y Chile tiene un recurso estratégico para las décadas venideras. Sería una innovación a nivel mundial poner la protección de las aguas en rango ministerial.
· Pueblos Originarios. Chile nunca ha tenido un Ministerio que se haga cargo del asunto y ya es tiempo de crear uno que se haga cargo de sus problemas, necesidades y desarrollo integral.
· Mujer e Igualdad de Género. Aumentar sus facultades y áreas de interés, enfatizando la segunda parte.
· Desarrollo Regional. Si bien existe una subsecretaría dependiente del Ministerio del Interior, sin las regiones Chile no existiría. Por ello debería escogerse un Ministro que no sea de Santiago y que se dedique especialmente al desarrollo regional.
Con una reforma que reduce 22 a 17 Ministerios, dejo abierto el debate.
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