Pedro Aguirre cerda, uno de los presidentes más recordados de la historia de Chile (para muchos el mejor), “el Presidente de los pobres”, “don tinto”, el que para las navidades junto a su señora regalaba más de 200 mil juguetes en los campamentos, ha sido una de las personas que más se ha traído a colación producto de las demandas estudiantiles. Y al averiguar un poco más de su figura me he encontrado con un discurso que hace más de 70 años se planteaba en los salones del Congreso Nacional.
Porque Pedro Aguirre Cerda planteaba una visión educacional que no nos es ajena. Es menester en estos tiempos no sólo pensar en los fundamentos actuales que sustentan todo movimiento sino que también en las reclamaciones históricas de los grandes líderes que han luchado por un país más justo para todos sus hijos. En esta columna quisiera recordar a uno de los más grandes Presidentes de la República, quien llegó a La Moneda con la premisa de que “gobernar es educar”.
“Gobernar es educar”, y con este firme concepto aprovecharé todas las fuerzas de que el Estado pueda disponer para despertar el espíritu constructivo, de organización y perseverancia que tanto necesita la colectividad nacional, y rectificaré el abandono en que se ha desarrollado la educación pública (...) en una época en que el adulto interviene en sindicatos, asociaciones y otras múltiples actividades”.
Es el año 1938 y Pedro Aguirre Cerda gana con sólo 4000 votos de diferencia en una elección en la que participaron sólo 400 mil personas (de 600 mil inscritos). Se enfrentaba a Gustavo Ross Santa María, ministro de hacienda del segundo gobierno de Arturo Alessandri, realizador del “milagro chileno” (no confunda con el otro “milagro” de 1980, este es mucho más antiguo y en otras condiciones). Tras los hechos del edificio del Seguro Obrero, el General Ibáñez con sus sempiternas ganas de llegar al palacio de gobierno decidió apoyar la candidatura del Frente Popular.
Aguirre, abogado, parlamentario, ex ministro y pedagogo, había escrito dos libros disponibles en internet: “El problema agrario” (1929) y “El problema industrial” (1933). En ellos expuso parte del planteamiento que llegó al poder en 1938. Entre sus múltiples propuestas para mejorar el abandonado sistema de educación pública de ese entonces se encontraban medidas como:
· Reforma educacional que considerara la educación de adultos y las escuelas complementarias.
· Gratuidad de la educación hasta la universidad
· Gratuidad de la enseñanza en todos sus grados
· Educación primaria, secundaria y técnica como función del Estado o controlada por él, pues es éste, desde su lógica, el principal igualador a la hora del acceso a la educación.
· Creación de institutos y universidades del Trabajo, con el fin de incluir a las masas obreras al sistema educacional.
· Protección del Estado y de los municipios a escolares indigentes, satisfaciendo sus demandas en alimentación, vestuario, útiles escolares y atención sanitaria.
· La no persecución de los profesores por sus ideas políticas.
Pedro Aguirre Cerda era un profundo defensor del Estado Docente, como se ha podido apreciar. Para él es el Estado quien debe asegurar la igualdad en el acceso y la gratuidad de la enseñanza para poder incluir a todos en un país que pasaba por altos índices de analfabetismo y diversos problemas sociales. Para él ninguna lógica de desarrollo no puede ser entendida si parte de sus hijos no se puede educar.
Dejo esta columna que nos recuerda un importante trozo de historia nacional en tiempos en que se habla de uno de los movimientos sociales más potentes que se han visto. Quisiera finalizar con esta cita tomada de una página web, que aparece cuando uno busca su biografía.
"Para que la enseñanza pueda cumplir su misión social es necesario que sea: gratuita, única, obligatoria y laica. Gratuita, a fin de que todos los niños puedan beneficiarse (...) sin otras restricciones que las que se deriven de su propia naturaleza; única, en el sentido de que todas las clases chilenas unifiquen su pensamiento y su acción dentro de las mismas aulas escolares; obligatoria, pues es deber del Estado dar a todos los miembros de la sociedad el mínimo de preparación requerido por la comunidad para la vida cívica y social; laica, con el fin de garantizar la libertad de conciencia y hacer que nada perturbe el espíritu del niño durante el periodo formativo".
Pedro Aguirre Cerda, 21 de mayo de 1939.
Dejo abierto el debate.
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