Tweet Segui @dini912030 Maleta de Opiniones: La Concertación ha muerto.

10 agosto, 2011

La Concertación ha muerto.

El título de esta columna seguramente le ha llamado la atención. Le pido sólo esta vez que continúe leyendo y que se fije bien en los argumentos que se expondrán a continuación para no caer en juicios apresurados basados en el nombre de este rincón de opinión.

La Concertación ha sido, como he mencionado, la alianza política más duradera de la historia nacional. Más que el Frente Popular (1937 - 1941; 4 años), la Alianza Democrática (1942 - 1947; 5 años) o el Frente de Acción Popular (1956 - 1969; 13 años), entre otros de menor existencia. Ha recibido porcentajes de votación históricos (dos de ellos con 55% y 57% de las votaciones) y niveles de aprobación que superan largamente la barrera del 50%.

Podemos mencionar largamente las políticas emprendidas durante sus veinte años, pero se pueden mencionar las obras principales. Con Patricio Aylwin se emprendieron las primeras tareas para reconciliar a nuestro país, a través del esclarecimiento de los crímenes cometidos en Dictadura a través de la comisión Rettig. Un crecimiento económico del 7% se acentuó un punto con Eduardo Frei, quién además firmó TLC’s con diversas plataformas comerciales y puso en marcha la Reforma Procesal Penal.

A este anterior “período democratacristiano” que fijó las bases del desarrollo económico chileno le siguió un período de dos gobiernos de centro-izquierda que fijaron las grandes líneas del desarrollo social. Con Ricardo Lagos se lograron políticas como la notable reducción del desempleo y la simbólica pero potente señal de abrir las puertas de La Moneda a toda persona que quisiera conocer el lugar. La Ley de Matrimonio Civil se complementó con políticas que se consolidaron en el gobierno de Michelle Bachelet, con planes como el AUGE, “Chile Solidario”, “Chile Barrio” “Chile Crece Contigo”, “Chile Solidario”, “Puente”, entrega de bonos; y la reforma al sistema previsional en conjunto con un sistema de protección social de base desde la cuna hasta la vejez.

Peco de mencionar sólo lo bueno, es cierto, pero la televisión, la radio y la presa escrita ya han hecho bastante con respecto a crear el “mito negro” de la Concertación. Si usted quiere información sobre la “justicia en la medida de lo posible” o que “en ese gobierno se lo robaron todo” busque información en otra parte. De seguro ya se la sabe.

Es claro: como ciudadanos buscamos el gobierno perfecto, pero debemos ser realistas: ninguno lo será. Todos van a emprender políticas que no nos gusten, lo que no significa no reclamar por lo que es justo. Lo que sí hay que decir es que aunque ningún sistema es perfecto la gente sabe con quién puede lograr cosas y con quién no. El que le diga que el país va a andar bien o que va a llegar con un equipo de personas que ni siquiera comen por atenderlo a usted de forma eficiente NO EXISTE. Piñera se lo ha demostrado de sobra.

El “mito negro” no fue solamente obra de la prensa sino que se fue construyendo solo a través de estas dos décadas. Partió con las escisiones de los partidos Comunista y Humanista debido a las diferencias existentes con la nueva coalición. A ello se le sumó la construcción del mito de las “dos almas” en la agenda valórica, obviando la atención en los acuerdos que siempre existieron.

Lavín ayudó otro poco con la creencia de que el país estaba a las puertas del caos por la delincuencia y, siendo él Longko en Toltén, minero en Chuquicamata y un parroquiano de las ollas comunes de los campamentos construyó un discurso que le valió el apoyo de casi la mitad del país electoral.

En la primera década del 2000 los medios le hicieron creer a la gente que TODOS los miembros del gobierno robaban y se hacían ricos robando. Agreguemos a ello “falta de liderazgo” de Bachelet y la “revolución pingüina”, el mal funcionamiento del sistema de transporte de SANTIAGO, NO DE CHILE junto al nuevo mito de que “la Presidenta es la buena y todos los demás de la política son viejos y sin renovación”.

Los “díscolos” avisaron a tiempo, antes de las elecciones: uno a uno fueron dejando a una coalición que a la par con las obras hechas traicionó a muchos de los firmantes del contrato original. Entre quedarse a ver el fin del edificio y armar una casa chica pero con libertad para actuar, prefirieron irse.

Es por ello que hoy les digo: Señores, la Concertación ha muerto. No murió porque fuera mala o porque no tuviera líderes, sino porque ellos mismos se mataron por la falta de renovación y el constante cuestionamiento de la pérdida del poder.

Se murió porque su representatividad e identificación hoy está rondando el fantasma del 20%, la tercera parte de la votación de Eduardo Frei en 1994 y menos de la mitad de la del Plebiscito del ’89. En fin, la Concertación ya cumplió su ciclo: un ciclo que instauró el crecimiento económico y las reformas sociales para los sectores más vulnerables.

Como simple ciudadano de la República de Chile, observador del acontecer político como muchos, creo que deberían convocar a todo el que quisiera a refundar la Concertación. Copiémosle a la Alianza, hagamos como ellos. ¿Se han fijado que ellos tomaron todos los baluartes y errores del anterior gobierno y los hicieron suyos con colores y música alegre?

Hagamos lo mismo, repitamos el ciclo del ‘89: entre TODOS los que quieran participar, desde las agrupaciones del Juntos Podemos hasta el PRI constryuamos un nuevo pacto electoral con base en las demandas de sus militantes. Olvidemos, por un rato, las diferencias y las peleas anteriores y unámonos por Chile. Porque la Coalición no lo hace bien y peor está el Presidente. Porque nos merecemos todos un mejor gobierno.

Pongámonos de acuerdo en metas comunes de corto plazo como:

  • Grupos de trabajo incluso a nivel de sectores de comunas en todos los temas, desde aborto hasta matrimonio igualitario, medioambiente, salud, educación y otros. Con nombres esperanzadores como "Futuro" o "Porvenir".
  • Votaciones y plebiscitos internos virtuales y presenciales para definir un único plan de gobierno, pero con compromisos firmados de cumplimiento en caso de elección.
  • Buscar un Parlamento para nuestra nueva coalición y definición en primarias abiertas al candidato o candidata que nos representará.
  • Un candidato por colectividad para definir al líder único en un debate televisado y PRIMARIAS NACIONALES.

Hagamos que la gente vuelva a hablar del tema y se apasione pensando en lo mejor para Chile. Aprovechemos que hay miles de personas que están descontentas: preguntémos qué quieren sin perder la humildad. Busquemos nuevos líderes de opinión que aporten con ideas frescas y aceptémoslas cuando sean necesarias. Imaginemos el país del 2030 o del 2050. En la gente están las respuestas y sólo en la gente se encuentra la verdad.

Sí, la Concertación ha muerto. Pero ha muerto para dar paso a un nuevo pacto que, con quienes perdure, con los partidos y personas que siga más allá del 2014, será el líder del mañana. Porque si seguimos esta línea estamos a las puertas del renacer de la alegría, del mañana, del futuro. Porque si nos empoderamos de la realidad y creamos propuestas para llegar a La Moneda de seguro si son fuertes nos haremos un espacio tan grande que llegaremos otra vez al poder.

Para que el 2014 lleguemos con frases como “Piensa positivo, piensa “.........” 2014” o “Unión por Chile: por el futuro, por el mañana, y por ti”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te equivocas, la concertacion no ha muerto, ha muerto el sistema politico entero...y mas que muerto, esta senil!! Nadie le cree a los tatas que hoy mandan en la concertacion...y lo peor de todo es que el mapa juvenil es obsecuente y temeroso de lo que digan los tatas que mandan, hambrientos x una cuota miserable de poder. Remedos malos de esos grandes lideres y academicos que fundaron la democracia cristiana...es cosa de pasearse x las universidades y observar a nuestras juventudes, siempre a patadas con los 4...quienes son los jovenes del partido?? Walker?? El tipo tiene casi 60 años!!

Diego Vrsalovic Huenumilla dijo...

Hola "anónimo". Muerto podrá estar el Parlamentarismo, muerta podrá estar la Monarquía, pero este sistema político tiene que refundarse más que ser aniquilado. Porque si piensas bien lo aniquilas para qué, para instaurar uno nuevo con los mismos? Hay que dar el paso al costado para que nuevos líderes entren a la escena, con debates abiertos y amplios como lo planteo aquí. Por ello, las reformas que postulo. Saludos