Tweet Segui @dini912030 Maleta de Opiniones: La resistencia al fuerte Temuco.

23 julio, 2013

La resistencia al fuerte Temuco.

Todo parecía andar rápido en aquellos primeros días del Fuerte. El primer ataque mapuche fue ejecutado el 27 de febrero con aproximadamente 900 mapuche; según se comenta en los textos especializados, fue replegada “rápidamente”. El 4 de marzo, tan solo nueve días después de la fundación, el fuerte queda unido al resto del país por telégrafo y correo. Sin embargo, este primer período dentro del proceso de instalación llega a su punto culmine el 9 de marzo de ese año.

Ese día, el asentamiento militar chileno es atacado por  unos 600 mocetones mapuche aproximadamente, al mando de Colimán y Cotar. El capitán Caupolicán Santa Cruz se enfrentó a las fuerzas, replegándolas. Al día siguiente, miércoles 10 de marzo, se atacó nuevamente la caballada del fuerte, custodiada por 30 miembros de infantería, que se opusieron a más de 300 mapuche. Cuando éstas estaban venciendo, les salió al paso una columna dirigida por Pedro Cartes que los dispersó hasta una distancia de “una legua y media”. El combate duró más de tres horas, siendo vencedores los chilenos, tal como lo comenta Óscar Arellano el año 1931.

Gregorio Urrutia asumió la jefatura del Fuerte el 16 de marzo de 1881, tras las acciones bélicas mapuche. Debió hacer frente a los rumores que se hacían sentir con fuerza, respecto a que el malestar creciente entre los indígenas desembocaría en un gran levantamiento general, a pesar de las versiones que señalaban lo contrario. Nada más lejos de la realidad: ese período de paz se rompió abruptamente el jueves 10 de noviembre de 1881. Según plantea José Bengoa, serían más de cuatro mil mapuche los que intentaron cortar la instalación del ejército en las tierras del sur. 

Los hombres que participaron en la refriega se dividieron en tres fuerzas. La primera, “Tromén”, estaba dirigida por un contingente al mando de: Huentelao, Catrileo, Melillán, Epul, Counmil, Nahuelhual, Huaipinao, Curapil y Lienán, loncos provenientes precisamente desde Tromén y de Temuco. Se reunieron donde se ubica actualmente el Cementerio General.  La segunda fuerza de ataque, “Maquehua”, dirigida por mapuche de Quepe y del Toltén. Melivilu, Painevilu, Manquilef, Epunam y Millañir estuvieron al mando de esta columna, quienes atacarían por el sur. La tercera columna, “Llaima”, provenía desde ese sitio y desde Truf Truf, al oriente de Temuco. La compusieron: Esteban Romero, Sandoval y Parra; y Manuel Cotar en la comandancia, ubicándose en la Quinta Pomona, atacando desde el este, juntándose previamente en el cerro Conunhuenu.

Se bloqueó el fuerte en una extensión de 3 kilómetros. José Manuel Garzo, al mando de una gran carga de caballería rompió el cerco levantado por los atacantes, avanzando hacia el norte. Cuando Garzo se había alejado lo suficiente y los mapuche volvieron con el fin de atacar el fuerte, Bonifacio Burgos, Mayor de Carabineros presente en la zona, los rechazó. El resultado: una masacre sin proporciones que culminó, a partir de los antecedentes que se disponen, con la muerte de Cotar en el sector conocido posteriormente como La Matanza o La Mortandad, actual Santa Rosa.

El coronel Urrutia escribirá a Santiago, a fines de ese convulsionado 1881:

“Esta situación (de inseguridad) existirá mientras los bárbaros con sus instintos de robo y de pillaje existan y se mantengan en territorio propio, poblado únicamente por ellos; y es mi opinión que sólo desaparecerá cuando desaparezcan ellos, confundidos en la población civilizada que mediante las facilidades que se le ofrezca, haya ido a llevar el trabajo a ese mismo territorio”.


Al parecer, la idea de evitar la nueva barbarie (terrorismo) mediante agentes civilizadores (cazarecompensas) no es para nada nueva. Ya habrá ocasión de ahondar en ello en una siguiente columna, en donde rememoremos unos minutos sobre el asentamiento definitivo del Fuerte Temuco.

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