¿Comería usted con $26.000 TODO el mes? ¿Cómo se sentiría si se viera en la necesidad de discriminar cuánto va a comer porque no tiene más dinero para costear su desayuno, almuerzo u once? ¿Alguno de los que lee esta columna tiene la receta? Por favor, si existe, que me la diga. Hay gente que, con ese monto, debe sostenerse 30 días.
En esta columna quisiera referirme a una realidad que está muy presente y que se aleja mucho de ser un vicio en estos tiempos turbulentos: comer. Siempre se ha dicho que la vida del universitario es difícil, y más aún en estos tiempos en los que se discute sobre temas de financiamiento educativo. No sólo porque muchos ramos nos hacen la vida difícil o porque a veces no queda tiempo para tanta lectura.
A algunos les aqueja el problema de la comida. Ésta, es financiada a través de la Beca de Alimentación Superior, BAES, que nos otorga la suma mensual de $26.000 para ser canjeados exclusivamente en alimentos. Antiguamente se entregaba un talonario con tickets de almuerzo; hoy es una tarjeta que se puede utilizar en los comercios con un logo verde en la entrada. Tiene una clave que, si se pierde, es el caos: no se puede comer.
La actual tarjeta Junaeb tiene un símil con las antiguas fichas para la pulpería de los obreros del salitre: se les pagaba en estas monedas de cambio y podían ser utilizadas sólo en el negocio establecido para ese fin. Olvídese de pensar en que en la ciudad eran válidas o en que en otras oficinas eran bienvenidas. Era la esclavitud hecha moneda. Actualmente, esta tarjeta sólo puede ser utilizada en los comercios establecidos para este fin, sin la oportunidad de usarse en otros locales.
Quizás se preguntará por la comida que ofrecen estos recintos: ¡Qué quiere que le diga! Por $1.300, que es el monto oficial, muchos lugares tienen menús que son insípidos (no tapan ni una muela) o muchas veces no los tienen. Si bien tienen el aporte calórico necesario y aprobado no satisfacen el hambre que a uno le queda después de clases. Para poder estar “contento” con la comida habría que comer, por lo menos, unos dos. Es decir, en teoría son dos días en uno. La tarjeta se va más rápido.
Precisamente por eso ha aumentado el consumo de comida chatarra con este medio de pago: al final uno termina prefiriendo comer un buen plato chatarra que lo llene y así poder quedar en paz para volver a clases. Siempre cuesta más de $1300, a veces mucho más. Lo importante es comer.
Hay jóvenes que usan esta tarjeta completamente para aportar en sus casas, otros que prefieren comprarse una buena once, otros que prefieren gastarse el dinero los primeros días asumiendo que no rinde nada y llevar comida de la casa (de la que a veces no hay, como es mi caso personal) y otros que gastan en varios días seguidos montos altos. La única suma que cuadra es la del estudiante que, afortunadamente, puede comer una vez al día y no tiene la necesidad de comprar más.
Sin embargo, hay una gran masa que no puede permitirse esta realidad. La verdad es que, si se da una vuelta, hay mucha gente que no tiene el dinero para poder complementar esta suma insípida que ni siquiera alcanza para una comida decente. Usted dirá que se puede cotizar, que se puede buscar hasta encontrar un lugar que sirva buena comida a bajos precios, o comprar muchas frutas y comidas sanas o derechamente no comprar chatarra. Hablemos con la verdad: nadie compra (salvo contadas y honrosas excepciones) $26.000 en frutas para el mes (al final se aburre de comer fruta todo el mes), o no come comida casera todo el mes. A veces a uno, hijo de la sociedad moderna, le gusta comer su chatarra de vez en cuando. Hablo desde la honestidad: $26.000 al mes no alcanza.
No tengo bien claro si esta parte está dentro de las demandas estudiantiles actuales, pero si no está (perdonen mi ignorancia) debiera. Hace siete años que no se reajusta este monto y, con el alza mundial en el precio de los alimentos, se hace cada vez menor. Si Chile crece a más del 6% (porque ahora se duda si crecerá a mayor tasa), ¿No será hora de invertir un poco más en los hijos de esta tierra que estudian para sacar adelante a su país? ¿No será hora ya de aumentar en algo el monto que tenemos, siquiera en una luquita para el desayuno y otra para la once?
Creo que es una realidad de la que hace falta hablar. El Mineduc y la Junaeb no se han pronunciado ni en la administración anterior ni en la nueva sobre el tema de la alimentación, en cuanto al monto. Parece que importa más cuantas calorías por plato que el dinero para acceder a comer ese plato. Con una comida, claramente, no alcanza. Les pido de corazón: a la gente que puede mover los hilos piense si su hijo o hija se viera en la situación de decidir qué días comer y cuánto comer. Créame que el resultado no es bonito. No es bonito cuando se acaba la tarjeta.
Dejo abierto el debate.
5 comentarios:
Es dificil comer con esa plata todo un mes...ahora si la dedicas a una comida buena diaria (digamos un churrasco, una cazuela, un plato de legumbres)lo que equivale a $ 2.000 mínimos por 20 dias, no es suficiente, si al final es plata justa para McDonald y cadenas similares qienes son los verdaderos beneficiados...pero eso no importa, si se empieza a subir de peso llamar al fono emergencia de la Primera Dama y pedir algún consejo para comer mas sano.
Me gustaria que escribieras de los profesores universitarios y de su poco compromiso (me atreveria a decir un 75%) con la educación. HAce falta que aquellos en ese porcentaje hiciera su pega eficientemente y no se limiten a mandar guias o informes en correos electrónicos a las tantas de la noche o pocos minutos antes de entrar a clases, importandoles muy poco el problema que se les presenta a los alumnos que no tienen acceso a la web en horarios qe no sean los de estudio, da lo mismo el resultado de los alumnos, pero su cheque a fin de mes no debe faltar, pienso, así como las 26 míseras lucas que aporta el gobierno son indignantes, indigna también la falta de respeto de los profesores hacia sus alumnos. ¿Te has preguntado como educaban antes de que existiera el internet?...en aquellos años habia que limitarse sólo a libros, los cuales habia que retirar en los horarios de trabajo de las bibliotecas, si habia una duda los profesores se daban su tiempo para atender a sus alumnos ante cualquier duda fuera de sus horarios de clase, hoy hay que pedir cita y, si tienes suerte, encontraras a los profesores en el horario y oficina acordados, no me parecería raro que implementen algún tipo de formulario para disipar duda, algo así como la ayuda de Windows: "Si tiene probemas con él sonido hadware,vaya al paso 1: verifique controladores, si enchufó los parlantes o tiene volumen el aparato. ¿Resolvió el problema?, si no es asi, vaya al paso 2 y lea las opciones a, b ó c..."...Este creo es un problema tanto o más importante que las 26 lucas. Si al final, mientra el sistema no cambie, la educación seguirá siendo un lucro por donde se le mire y los entudiantes tendremos que exigir derechos de consumidores, hoy no es necesario reclamar al Seremi de Educación bastaría con ir al Sernac y tendrías a las universidades demandadas por un servicio no entregado el cual se comprometen a entregar cuando se paga la matrícula y se firman los pagaré.
Sorry por la redacción, la hice sobre la marcha sin revisar antes de publicarla, pero se entiede la idea, ¿cierto?
Hola, Raúl. Muchas gracias por tu comentario sobre este artículo. Seguiré tu consejo y en la siguiente conlumna escribiré sobre un tema que es relevante a la hora de las movilizaciones: los distintos grados de "compromiso" que tienen los profesores, desde los que efectivamente apoyan ciento por ciento las movilizaciones y las acciones que se siguen, ceden y están dispuestos al diálogo y al entendimiento en este tipo de casos; así también de los que ceden "a su modo" y los que definitivamente son como círculos cerrados infranqueables. Buena idea, como se dice "tomo el guante".
Sin embargo, el tema de la beca BAES lo he considerado relevante porque he visto bastantes casos de gente que le afecta el que suban las cosas todos los días (antes un almuerzo donde fuera te costaba $1300, hoy por lo bajo es de $1400, ganancia para el que ofrece la comida como bien dices) y que la plata se vaya haciendo más y más escasa.
Por otra parte (fuera de que me dio bastante risa con lo de la Primera Dama)comparto contigo el hecho de que antes las cosas eran muy distintas. El internet trastocó completamente la pedagogía: hoy se vuelve como una especie de memoria externa de la que dependemos. Tanto los estudiantes (que vienen en la generación del "cortar/pegar" sin leer nada) como algunos profesores (excesiva dependencia del power point en variados casos; así como el abuso de esta herramienta por lo que tu muy bien señalas) han alterado un proceso que se podía llevar bien. Me ha tocado muy de cerca la misma situación tuya, del abuso de la "plataforma" enviando lecturas a última hora. Sí, las cosas antes eran muy distintas.
Por ello es que (siempre digo y pretendo) si algún día llego a hacer clases quiero volver a las disertaciones con papel kraft y a los trabajos escritos a mano. Disculpa si llevé el tema a otra parte pero no podía dejar de decirlo. Insisto sobre lo que señalas: la diferencia está cuando se abusa de estas herramientas y pasas a llevar a los estudiantes. Me explayaré en detalle en mi siguiente columna.
Mis saludoss cordiales, desde Temuco.
Diego.
Respecto al primer comentario, creo que por algo se escribe sobre un tema, y por ello no hay que meter cosas y hacer un enredo (encontrando la razon de todas maneras). Y creo que si el estado te asigna un beneficio por tus méritos, debería existir mayor preocupación por las becas, ya que no son migajas, y siendo universitaria tambien me cuesta mucho llegar a fin de mes teniendo que adaptarme al sistema de "fichas" como sale acá, ya que no se aleja mucho del antiguo modelo. aca solo esta disfrazado.
Lo que mas me gusta de tus columnas en general es que son de alguien cercano, y no de los típicos niños ricos preocupados por los pobres que alegan como locos pero que nunca hacen nada concreto, aparte de reclamar contra el sistema.
saludos y sigue escribiendo.
Javiera
Hola, Javiera. Muchas gracias por tus comentarios. Es verdad, si el Estado pone un beneficio cree que con eso basta y no lo reajusta nunca más, siendo que el costo de la vida crece y crece como la espuma. Soy de los que cree que la historia es cíclica, que se repite en distintos niveles cada cierto tiempo. Con estos hechos estoy cada vez más cerca de creerlo.
Y muchas gracias, intento analizar desde otra perspectiva, desde realidades comunes y cotidianas, desde otro punto del país y vivenciando día a día esas realidades (porque para qué estamos con cosas, también conozco varios casos de gente que habla hasta por los codos de los pobres pero en la noche come buena comida y duerme en su colchón de más de trescientas lucas).
Mis saludos, desde Temuco. Muchas gracias por pasar a leer estas columnas.
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