“Algunas obras del Gobierno Militar:
Constitución de 1980, Regionalización, edificio del Congreso Nacional, Carretera Longitudinal Austral (“Presidente Augusto Pinochet Ugarte”), Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza, Ley Antiterrorista, Consejo de Defensa del Estado, Código del Trabajo, Plan Laboral, Sistema Previsional, Beca Presidente de la República”.
(Fuente: Blog de la Fundación Pinochet. http://fundacionpinochet.blogspot.com/2007/01/algunas-obras-del-gobierno-militar_14.html).
Hoy quiero referirme a un tema que no nos es indiferente. El legado de Augusto Pinochet Ugarte hoy nos pesa sin darnos cuenta, sigue vivo. Porque hoy, nos guste o no, vivimos como los hijos de Pinochet, en la gran casa que el armó como él quería, para la gran familia chilena.
Después de un primer período en que había que instalar el gobierno viene la época en que hay que elaborar un plan para conducir el país que recién se recibía. Y para ello no tenían un plazo definido sino metas que cumplir. El tiempo estaba a favor por lo que se podía emprender un plan maestro para cambiar todo lo existente del gobierno anterior y transformarlo. Había que darle legitimidad al asunto, y es por ello que es declarado en etapas sucesivas Presidente de la Junta de Gobierno, Jefe Supremo de la Nación y, por la Corte Suprema, Presidente de la República.
Al verse con metas y no con la presión de los tiempos contrató a un grupo de asesores para que fueran a estudiar donde estuviera lo mejor. Y así llegaron a la conclusión de que el mundo caminaba hacia la Economía Social de Mercado, que al Estado había que liberarlo en su carga y desprenderse de todas sus empresas menos las estratégicas; que los Municipios debían hacerse cargo de la educación; que los privados administran mejor la salud; en fin, entre muchos otros considerandos que lo privado es mejor que lo público en todo aspecto.
Se nos enseñó un nuevo concepto de libertad. Un viejo chiste dice que las libertades son tres “libertad de comercio, libertad de mercado y libertad de empresa”. Es decir, somos libres para poder tener más por sobre el ser más, adquirirlo todo y tener el deber de ser rico. No importa si caminamos cuadras y cuadras para encontrar el zapato más barato, cada empresa es libre de poner el precio que quiera. No lo culpo de inventar el sistema, sólo de los errores de su implementación. Algo así como lo que dicen de Lagos con el Transantiago pero algunos años antes.
Se nos enseñó que existen chilenos de primera y chilenos de segunda clase. Es decir, como en este país la libertad de empresa es la premisa la salud, la educación y la vivienda pueden ser manejadas por privados. Los chilenos de primera, es decir, los que tienen cierto grado de poder adquisitivo, tienen todo el derecho a escoger donde quieren atenderse con sus recursos. No hay para qué fortalecer lo público, donde podemos mezclarnos todos. Hagamos que en lo privado se seleccione para avanzar mejor. Que lo público se haga cargo de los “cachos” que los privados olvidaron.
Se nos enseñó que lo privado es mejor que lo público, por lo tanto mientras más privado sea, mejor. Como en lo estatal siempre hay que hacer filas y hay que esperar una eternidad por la burocracia lo privado es más rápido. Aunque no sea cierto, lo estatal siempre tiene pérdidas. Lo importante es que a la gente se le meta en el inconsciente que así funcionan las cosas y está bien.
Se nos enseñó que la democracia es un sistema que hay que cuidar y que los “señores políticos” la echaron a perder llevándola al caos. Por eso, ¿Qué mejor que diseñar una Constitución ideal para protegerla después de que se fuera del poder? Aprobada sin registros ni padrón electoral, observadores internacionales o campaña opositora (un mes tuvo la oposición para leerla, criticarla y armar un discurso sin publicidad en los medios), la idea era garantizar que fueran sólo dos alianzas las que gobernarán el país y no los partidos minúsculos de antes, que prácticamente el 75% del Parlamento esté de acuerdo en modificar lo estructural y un porcentaje menor lo accesorio. Es decir, todo para que no se le ocurra a los marxistas deshacer el camino andado.
Se nos enseñó que hablar de política es malo y la gente aprendió que de eso se conversa bajito para que nadie escuche porque puede ser peligroso. Porque, para él, la política y los “señores políticos” destruyeron a este hermoso país. Mientras menos se participe, mientras más alejado se esté de ciertos temas mejor es porque no se molesta a nadie. Una costumbre que en muchas mesas de Chile aún queda.
A Augusto Pinochet, nos guste o no, se le debe reconocer una característica: fue el hombre más visionario y adelantado a su época del Chile Contemporáneo. Porque bajo su mando se asesoró tan bien y dejó el país tan amarrado a su visión que hoy los hijos no sabemos cómo cambiarlo. Y para que se destrabe a nivel político deberían existir acuerdos tan transversales y tan únicos en circunstancias tan particulares que es casi imposible modificar esta realidad.
Por eso no sólo está en riesgo de caer “la educación de Pinochet” sino que, también, un montón de cosas incluidas dentro de esta lógica. El proceso constitucional que se está pidiendo a gritos rompería con una de las lógicas más poderosas de la historia de Chile y de una instalación tan arraigada y de forma tan implícita que chocaría transformarla.
¿A qué quiero llegar con todos estos argumentos? Hay cosas que, evidentemente, no se pueden cambiar y, siendo muy realistas (no derrotistas) no podemos transformarlo todo, porque en algunos casos sería expropiatorio. Sin embargo, sin destruir el Estado ni cosas por el estilo, podemos empoderarnos de la situación actual y seguir presionando por los objetivos centrales de este asunto: la Constitución y el sistema educativo. Por ello es necesario cambiar esto de raíz.
Dejo abierto el debate.
2 comentarios:
Queda, a mi modo de ver, un poco en duda a donde apunta el comentario o reflexión...Por una parte está las alusiones a Pinochet que encuentro que vale catalogarlas en una segunda columna como "fe de erratas", por ejemplo: "conducir el país que recién se recibía"...debe decir: "conducir el país que recién se TOMABA"...y lo otro es que lo dejas como un visionario, para mi no fue más que un oficial rastrero que se subió al carro del golpe pocas horas antes de acontecido, y los cambios efectuados no son mas que la doctrina imperialista yanqui de la cual Pinochet fue un títere, aunque al final del camino supo como sacarse de encima el "olor a azufre" y aparecer como el instaurador de un modelo neoliberal. En este modelo hay aparentemente un propósito de mejorar la calidad de los servicios en beneficio de la ciudadanía, sin embargo detras se esconde la transformación paulatina del estado en empresa, donde los beneficiarios reales son los dueños de las empresas. Ahi tenemos casos en que los mismos funcionarios públicos tienen intereses creados en algunas, como es el caso, en su oportunidad, de Zaldivar en las pesqueras, Girardi en termoléctricas, el mismo Piñera con Lan, y otros lo cual hace que no haya una aaparente voluntad política de mejorar nada, lo real es que nadie, ni siquiera los que elegimos en las urnas, quieren volver todo atrás, por eso no es de extrañarse que en las marchas estudiantiles sólo aparezcan los propios estudiantes y sus familias, no hay rostros políticos, salvo excepciones, pero que no presionan de la manera que lo hace la ciudadanía, ¿por qué?por algo muy simple, ya la gente se cansó de esperar que los que pusimos en representación nuestra nos defiendan por que no lo hacen, leyes que duermen por años y no ven la luz, son un ejemplo de eso.
Vuelvo al inicio, ¿donde apunta tu columna?, entiendo a finalizar el conflicto estudiantil aceptando los contratos con letra chica y palmadas en la espalda, si es así, estoy en desacuedo total, nunca estará la oportunidad de hoy, se está a un paso de lograr algo realmente grande, ¿y gracias a quién?, ¿algún honorable presentó una proyecto de ley siquiera en estos 21 años de democracia?, no señor, fueron ustedes, los estudiantes los que empezaron esto y no pueden abandonarlo tan facilmente. La selección de Chile se farreó la oportunidad de su vida de ganar la copa américa, no se farreen uds. la posibilidad de dar un vuelco a la forma de educar en Chile, por ustedes y por sus hijos sin claudicar, por último sientan que no es gratis, sus padres y vosotros mismos fueron inmersos en un sistema de libre mercado, pagamos iva, el empresario lo debe de devolver al estado y el estado aplicarlo a lo que la contitución garantiza, educacion y salud, como mínimo, y no devolver en subvenciones a los mismos que tu les comprastes un bien o un servicio.
Hola, Sergio. La verdad es que esta columna apunta no a dejar, primero que todo, a Pinochet como un visionario en el sentido de reconocerlo para adularlo o levantar su figura, sino porque él no me gusta ya que siento que es el hombre más ambicioso de nuestra historia después del Gral. Ibáñez del Campo y porque en realidad es en sentido irónico. Porque visionario en el sentido de que tuvo una visión de país que impuso a la fuerza y viendo lo que estaba de moda. En palabras simples: como tengo todo el tiempo del mundo vayan a investigar qué está de moda. ¿Es el neoliberalismo? Implantemoslo a todo lo que se pueda,. seamos el ejemplo. Es decir, sería un visionario en un sentido metafórico. Es como decir que O'Higgins o Portales fueron visionarios de su tiempo.
Por otra parte, es verdad que Pinochet fue un títere. La alianza Merino-Leigh fue fundamental en este hecho histórico, que es finalmente el país que recibimos. Pinochet es la cara visible de todo esto, por lo que él queda en el recuerdo. Comparto plenamente las críticas a un modelo que no me gusta.
Y es que las movilizaciones actuales rompen con la lógica que se nos heredó y que expongo en los cinco puntos que se nos "enseñaron". Porque ya no se habla de política bajito ni es malo, porque la gente se da cuenta que no deben existir chilenos de primera y de segunda... y así sucesivamente. Hacia allá apunto: a que estas movilizaciones rompen con esta lógica de ese tan "visionario" Pinochet.
Mis saludos, desde Temuco.
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